miércoles, 31 de agosto de 2016

PERMEABILIDAD INTESTINAL AUMENTADA (LEAKY GUT SYNDROME), ESTRÉS Y EJERCICIO FÍSICO



Resumen

La membrana intestinal constituye una protección muy importante para la salud. De entre varias funciones, actúa en la absorción de los nutrientes, la producción de enzimas digestivas de algunas vitaminas, funciona como barrera protectora y está en la primera línea de defensa contra factores peligrosos, bacterias nocivas o compuestos tóxicos. El consumo excesivo de hidratos de carbono simples como el azúcar, los productos elaborados con harinas refinadas, los refrescos, etc., puede ocasionar graves problemas de salud. Si lo unimos al estrés generalizado que hoy sufre la sociedad mundial, nos daremos cuenta de que las personas, además de tener una alimentación deficiente, comen con una extremada rapidez dificultando así la absorción de los nutrientes , hecho que podrá acelerar cualquier proceso patológico, pues dificultará el trabajo de la barrera protectora del intestino. La combinación del sedentarismo junto a una elevada ingesta de hidratos de carbono simples y productos refinados, puede proporcionar consecuencias muy negativas para nuestra salud.

Introducción

Una dieta inadecuada, con una ingesta excesiva de hidratos de carbono simples, y un estilo de vida sedentario, pueden proporcionar una importante alteración de la Microbiota Intestinal (mezcla de bacterias benéficas y patogénicas), facilitando la inflamación y proporcionando importantes daños al intestino. Nuestro organismo tiene unos 2kg de bacterias y la mayor parte de ellas se encuentran en el intestino. Es la llamada Flora Intestinal, Microbiota o Microbioma.

Es importante recordar que es fundamental tener en el organismo más bacterias benéficas que patogénicas.

Nuestro cerebro tiene 100 billiones de neuronas, y nuestro intestino 100 milliones. Algunos investigadores afirman que tenemos dos cerebros, uno dentro del cráneo y otro en el intestino. Estos dos órganos están creados del mismo tejido, siendo que en el desarrollo del feto, una parte se destina al sistema nervioso central mientras que la otra se desarrolla en el sistema nervioso entérico. Estos dos sistemas están conectados por medio del nervio vago (el nervio craneal que va desde el tronco cerebral hasta el abdomen). Este eje es lo que conecta a los dos cerebros y lo que explica por qué notamos tanta tensión en el estómago cuando estamos nerviosos.

Nuestro intestino posee cierta autonomía en su funcionamiento debido al núcleo neuronal que tiene, al igual que el corazón. Este núcleo se conecta directamente con el sistema límbico del cerebro. Hay algunos casos en los que una ingesta descontrolada de hidratos de carbono simples unida a una mala absorción de los mismos, puede favorecer la aparición de una bacteria intestinal llamada Clostridium Difficile. La ingesta de los nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento del organismo es de suma importancia, pero igual de importante es la buena absorción de los mismos. El Clostridium Difficile perjudica enormemente el intestino. De otra parte el hongo llamado Cándida Albicans, que es la responsable de las candidiasis, tan frecuentes en las mujeres en la zona genital. Estas cándidas viven en nuestro intestino, y si su cantidad es excesiva, éstas pueden llegar a penetrar sus paredes. Es fundamental llamar la atención sobre la utilización del aspartamo como endulzante, pues la Cándida adora el aspartamo. La unión de la Cándida Albicans con el aspartamo forma una enzima llamada Aspartato Proteasi, que tiene la fuerza necesaria para atravesar la pared intestinal penetrando en la sangre y elevándose hasta el cerebro. Ésta puede llegar a hacer un agujero en la barrera hematoencefálica, entrando en el cerebro (trasmutación bacteriana), e impidiendo la producción de Serotonina y de Dopamina, pudiendo ocasionar la depresión.

La relación obesidad/depresión es muy directa, pues las personas obesas y sedentarias normalmente tienen un metabolismo muy lento y en muchos casos le acompaña una mala absorción de los nutrientes. Eso facilita el trabajo de la Cándida Albicans en su peregrinación hacia el cerebro y como resultado tenemos la disminución de dopamina y de serotonina. De ahí una de las causas de la relación obesidad/depresión. Por ese motivo es de suma importancia controlar la Cándida Albicans en nuestro organismo, y una de las maneras más efectivas de hacerlo es mediante el control de la ingesta de productos refinados, pues una mala absorción de hidratos puede propiciar muchos problemas.

Es muy importante resaltar que nuestra defensa inmunológica proviene del intestino, por ello debemos ayudar a nuestro organismo a hacer bien su trabajo con la práctica de buenos hábitos. El mal funcionamiento del intestino (DISBIOSIS – bacterias, levaduras, virus, parásitos), generará un aumento de radicales libres que podrán ocasionar muchas enfermedades, una de ellas el cáncer. La mayor parte de las enfermedades autoinmunes comienzan en el intestino. Hay un proverbio chino que dice que “la salud y la enfermedad inician y terminan en el intestino”.

Al tratar el intestino, las enfermedades autoinmunes mejoran.

Una ingesta excesiva de hidratos de carbono simples y su mala absorción, puede ocasionar una lesión en el intestino involucrando directamente a la proteína Zonulina, que modula la permeabilidad de las paredes digestivas. Cuando esto ocurre, el intestino se queda hiperpermeable y deja pasar las proteínas que no debería. También ocurre con las cuestiones relacionados al gluten. Al ingerir una proteína, ésta es desintegrada en el aparato digestivo y absorbida en forma de aminoácido. Al existir una permeabilidad intestinal aumentada, esa proteína entrará en la sangre sin ser adecuadamente digerida, el sistema inmune la detectará como un cuerpo extraño y creará anticuerpos para luchar contra esa proteína.

Es el fenómeno que se produce también en la denominada Tiroiditis de Hashimoto. El organismo crea un anticuerpo en contra de la proteína intrusa, pero ese anticuerpo también podrá atacar a la proteína que está en la pared de la tiroide, la Triroglobulina (TPO), por tener la misma cadena de aminoácido que la proteína intrusa. Es una enfermedad autoinmune que puede ser ocasionada por una hiperpermeabilidad de la pared intestinal. Estos casos son llamados de Mimetismo Molecular: anticuerpos creados naturalmente para combatir a una proteína intrusa y extraña al cuerpo, pero que tiene la misma cadena de aminoácidos de una otra ya existente. Una ataca a la otra.

La buena salud física y funcional del intestino es fundamental para el organismo. De ello depende que los nutrientes sean absorbidos correctamente y que las moléculas tóxicas o antigénicas causantes de patologías no sean captadas. La integridad funcional por lo que respecta a la permeabilidad de la barrera intestinal es fundamental para la salud.

Alteraciones de la permeabilidad intestinal.

La permeabilidad intestinal aumentada o el síndrome del intestino permeable (leaky gut syndrome) es una patología que está comúnmente relacionada con la intolerancia alimentaria. También se asocia a: síndrome celíaco, eczema atópico, giardiasis crónica, enfermedad de Crohn y candidiasis intestinal. Se relaciona también con enfermedades autoinmunes. Una hiperpermeabilidad constituye un factor importante en la patogenia de la spondilitis anquilosante y la artritis reumatoide.

El intestino delgado tiene como función la digestión y absorción de nutrientes, y a la vez ser la barrera de los compuestos tóxicos y macromoléculas. La alteración de estas funciones puede tener efectos muy nocivos para la salud.

La permeabilidad intestinal puede verse afectada por varios factores: infecciones intestinales, deficiencia de IgA secretora, alimentos alergénicos, productos tóxicos, alcoholismo y medicamentos principalmente antiinflamatorios no esteroideos (AINEs). En los pacientes con artritis, cuya patogenia puede venir originada por una alteración de la permeabilidad intestinal, ésta podrá verse aún más acentuada por la acción de los AINEs que suelen prescribirse en dicha enfermedad.

Hiperpermeabilidad intestinal y patologías.

Aquí están resumidas las principales patologías relacionadas directamente con un aumento de la permeabilidad intestinal.

De origen digestivo: por lesión directa de componentes de la dieta sobre las vellosidades y estructura de la pared intestinal o deficiencias de dicha mucosa. Alergias alimentarias (IgE), intolerancias alimentarias (IgG), deficiencia de secreción de IgA, IBS (Irritable Bowel Syndrome), enfermedad de Crohn, enfermedad celíaca.

Yatrogenia: antiinflamatorios no esteroideos, abuso de alcohol, antibioterapia prolongada, estrés hiperosmolar, quimioterapia, radioterapia.

Infecciones gastrointestinales: disbiosis intestinal (bacterias, levaduras, virus, parásitos), giardiasis crónica, candidiasis crónica, tropical sprue.
Las infecciones agudas son de causa transitoria, así que restablecen la normalidad una vez se solucione el problema.

Por mecanismos indirectos debidos a patologías extraintestinales: pancreatitis aguda, cirrosis hepática, ictericia obstructiva.

Procesos no digestivos: estrés, artritis reumatoide y patologías de las articulaciones, patologías dermatológicas crónicas (eczema atópico), síndrome de Reiter, fibrosis quística, spondilitis anquilosante, esquizofrenia.

Consecuencias de la permeabilidad intestinal aumentada.

Entre las muchas consecuencias de la permeabilidad intestinal aumentada o leaky gut syndrome, éstas son las más frecuentes.

Masiva entrada de antígenos, masiva entrada de patógenos, masiva entrada de toxinas, entrada de alimentos mal digeridos (péptidos, proteínas, disacáridos, polisacáridos, lípidos), masiva entrada de antígenos (alimentos mal digeridos), enfermedades inflamatorias, enfermedades autoinmunes, alergia alimentaria (IgE), intolerancia alimentaria (IgG).

Masiva entrada de patógenos.

Infecciones sistémicas bacterianas o por hongos, infecciones oportunistas en síndromes de inmunodeficiencia, masiva entrada de toxinas, sobrecarga de la función de detoxificación hepática (fase I y II), fatiga debido al alto consumo de ATP de este proceso.

Nuestro intestino tiene una importante relevancia para nuestra salud, pues además, es el mayor depósito de radicales libres de nuestro cuerpo. Tenemos más bacterias en el intestino que células en el cuerpo. Muchos estudios han confirmado que algunos Neurotransmisores son producidos en el intestino. Algunos autores afirman que la Serotonina es producida en un 90% en nuestro intestino, la Dopamina (placer) es producida en un 50%, la Acetilcolina (memoria) también es producida en parte en el intestino. Muchas sustancias que van hacer parte de la producción de los neurotransmisores que luchan en contra de la depresión, dependen de otras sustancias que el intestino tiene que absorber. No basta sólo la ingestión del nutriente, éste debe ser bien absorbido. De ahí la necesidad de la disminución de una ingesta excesiva de hidratos de carbono simples, de productos refinados, y también la importancia de practicar ejercicio físico como acelerador metabólico.

La Melatonina (sustancia natural producida en la Glándula Pineal), actúa directamente sobre el sueño. Es la sustancia natural que determina el ciclo de sueño-vigilia.

Está absolutamente comprobado que la Melatonina mejora nuestro sistema inmunológico incrementando nuestras defensas naturales y resguardándonos de las enfermedades en general, principalmente de aquellas típicas del envejecimiento: cáncer, patologías cardiovasculares y autoinmunes. Además, es el mejor limpiador de radicales libres en el cerebro. La Melatonina es producida a través de la Serotonina en presencia de total oscuridad. Es transformada en Melatonina en la Glándula Pineal. Un mal funcionamiento del intestino podrá influir directamente en la producción de Serotonina y en consecuencia de Melatonina pudiendo afectar negativamente la calidad del sueño y en la eliminación de los radicales libres incrementando la posibilidad de aparición de importantes enfermedades.

Intestino y Ejercicio Físico

El ejercicio físico tiene una importante relevancia en el mantenimiento del, sistema inmunológico. Una interesante publicación en British Medical Jornal demostró que un grupo de deportistas de Rugby tenían una mayor variedad y cantidad de bacterias intestinales, especialmente una especie de bacteria perteneciente al género Akkermansia, que está asociada a menores tasas de obesidad. Es una importante relación entre el ejercicio físico, la microbiota, la inmunidad del huésped y el metabolismo.

Una otra investigación comprobó que períodos de ejercicios repetitivos con intensidad relativamente moderada puede tener efectos protectores sobre el tracto gastrointestinal. Existen fuertes indicios de que el ejercicio físico reduce el riesgo de cáncer de colon hasta en un 50%. Hay evidencias menos convincentes para la colelitiasis y el estreñimiento. La actividad física puede reducir el riesgo de diverticulosis, hemorragia gastrointestinal, y la enfermedad inflamatoria intestinal, aunque esto todavía no puede ser demostrado con firmeza. Hasta ahora, los mecanismos subyacentes son poco conocidos a pesar de la disminución del flujo sanguíneo gastrointestinal, alteraciones neuroinmunoendocrinas, aumento de la motilidad gastrointestinal, y los rebotes mecánicos durante el ejercicio. Las investigaciones futuras sobre los procesos digestivos de ejercicio asociado deberán dar más información sobre la relación entre el ejercicio físico y la función del tracto gastrointestinal.

Es importante tener en cuenta que la relación ejercicio físico/estrés es muy relevante para el buen funcionamiento del intestino y como resultado, la mejoría de la salud. La práctica regular del ejercicio físico es capaz de controlar los niveles de ACTH y de Cortisol disminuyendo drásticamente los efectos nocivos del estrés en todo el organismo.  

Intestino y Estrés

En la existencia de estrés, el organismo prepara sus sistemas de defensa. Dicha situación hace que aumente el flujo sanguíneo transportando así más oxígeno, que se incremente el tono muscular y que estemos más alertas ante cualquier estímulo.

El corazón se dispara, los músculos se tensan, el estómago se contrae, la presión arterial sube pudiendo llegar a niveles muy altos, los niveles de adrenalina aumentan considerablemente. En el intestino ocurre: la disminución en la absorción de nutrientes, la disminución en la oxigenación del intestino, unas cinco veces menos flujo sanguíneo en el sistema digestivo, lo que provoca una disminución del metabolismo, una ingente disminución de la producción enzimática en el intestino.

Con el objetivo de afrontar el inminente peligro sea peleando o huyendo, nuestro cuerpo experimenta estos cambios metabólicos dirigidos a aumentar la fuerza y la energía, pero si dicha amenaza no existe, nuestro organismo sufre de una manera descomunal, pues todas las herramientas de defensa que han sido preparadas para el amenazador peligro no serán usadas. Al no ser utilizada, esta energía debe ser extravasada de alguna manera. La práctica de ejercicio físico es una de las mejores maneras de afrontar situaciones como éstas. En la ausencia del ejercicio físico, dicha energía se acumula en forma de tensión, y las consecuencias son: presión alta, taquicardias, dolor de cabeza, contracturas, dolor de espalda, falta de concentración, desarreglos intestinales, etc… muchas hormonas son bloqueadas, incluyendo las del bienestar, (dopamina, serotonina, acetilcolina, oxitocina, etc…), y eso puede ocasionar ansiedad y depresión.

Si hablamos de la serotonina, en presencia de estrés, la melatonina que es producida a partir de la serotonina será directamente afectada dificultando así el sueño. La relación estrés / intestino es muy grande. 
 
Cuando existe un grado de estrés muy elevado, o en situaciones dónde nos ponemos muy nerviosos o en peligro, una de las reacciones extremas del organismo es hacer que vomitemos o que defequemos. Es una manera que el cuerpo tiene de dejar el organismo libre de cargas justamente para que podamos huir o afrontar el peligro peleando, una reacción natural en los mamíferos que ocurre dentro de un estrés agudo, y que tiene el objetivo de ponernos a salvo en situaciones de real peligro. El problema ocurre cuando un individuo sufre de estrés crónico, y puede sentir las mismas sensaciones de un estrés agudo, pero en ausencia de un peligro real. En estas situaciones el organismo interpreta que el cuerpo está en peligro y desarrolla los mismos protocolos de defensa.

Un gran problema para la salud es cuando las personas se sientan a comer estando estresadas, cosa que infelizmente es muy común que ocurra en los días de hoy. Comer con mucha velocidad, las comidas de trabajo donde sólo se discute, comer sin disfrutar de la comida, despertarse tarde y no tener tiempo de desayunar despacio, etc.

Comer de manera ansiosa es una estupenda manera de provocar una mala digestión. Recuerda que en las situaciones de estrés, el cuerpo se prepara para huir o para atacar, pero en ningún momento para absorber los alimentos. El acto de comer es un placer necesario que debemos disfrutar con tranquilidad. Nuestro intestino y nuestra salud lo agradecerán.

Conclusión

El intestino tiene una constante comunicación de ida y vuelta con nuestro cerebro a través del nervio vago. El 90% de las fibras que contiene el nervio vago transportan información desde el intestino hasta el cerebro. No sería anormal que dentro de algunos años podamos anticipar y prevenir la aparición de enfermedades como la Esquizofrenia, la enfermedad de Parkinson o la Demencia vía estudio de la fisiopatología intestinal, o mismo la manipulación de la flora intestinal por medio de alimentos de tipo probióticos. El ejercicio físico debería ser tomado más en serio, no sólo como una manera de mantener los músculos en buena forma física, más principalmente por los beneficios que es capaz de proporcionar a nuestra salud. En lo referente al ejercicio físico, debemos investigar más para tener la posibilidad de conocer mejor la influencia del ejercicio dentro de toda la complejidad que resulta ser el trabajo intestinal. El ejercicio físico es desde luego una estupenda herramienta que facilita la aceleración metabólica, hecho que es tremendamente positivo para la microbiota intestinal.




Bibliografia


Dr. H P F Peters,
Potential benefits and hazards of physical activity and exercise on the gastrointestinal tract.   
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Siobhan F Clarke, Eileen F Murphy, Orla O'Sullivan, Alice J Lucey, Margaret Humphreys, Aileen Hogan, Paula Hayes, Maeve O'Reilly, Ian B Jeffery, Ruth Wood-Martin, David M Kerins, Eamonn Quigley, R Paul Ross, Paul W O'Toole, Michael G Molloy, Eanna Falvey, Fergus Shanahan, Paul D Cotter
Exercise and associated dietary extremes impact on gut microbial diversity
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Dr. Juan Sabater Tobella; Dra. Gloria Sabater Sales
Permeabilidad intestinal alterada e Inmunoestimulación
Medicina Biológica Europa (2011)

Dr.Sergio Simphronio
El blog del Dr.Sergio Simphronio – “La actividad física y el estrés: las señales que no vemos”(2014)