jueves, 17 de julio de 2014

NUESTRO FUTURO LO TRAZAMOS NOSOTROS MISMOS

A lo largo de nuestra existencia vamos adaptando nuestro estilo de vida en función de los hábitos adquiridos con el tiempo, de nuestro entorno social, nuestro entorno laboral, etc. Es fundamental tener claro que nuestras acciones fomentarán una reacción, y dicha reacción podrá beneficiarnos o perjudicarnos; todo dependerá de la manera cómo enfocamos nuestras vidas. Nuestras actitudes, nuestros actos, nuestra manera de pensar, los estímulos que proporcionamos a nuestro cerebro, nuestra alimentación, la costumbre de practicar ejercicio físico y nuestros hábitos de vida, la gestión del estrés del día a día, etc., todo influye.
En la mayor parte de los casos, las enfermedades son producidas por nosotros mismos.
He conocido a personas fumadoras que han padecido cáncer, lo han superado, y sin embargo  siguen fumando. Si abusas del alcohol probablemente desarrollarás una gran dependencia de esa droga, pudiendo tener la posibilidad de desenvolver una cirrosis hepática. El que fuma fomentará un gran deterioro en su salud con la posibilidad de desarrollar cáncer. Fumar hace que  disminuya la concentración de colesterol bueno (HDL) promoviendo la concentración de colesterol  malo (LDL) en la sangre. Además aumenta la tendencia de coagulación de la sangre. Un fumador tiene un riesgo muy grande de desarrollar una enfermedad en las arterias coronarias y este riesgo está directamente relacionado con la cantidad de cigarrillos que fuma al día. Las personas saben que fumar es muy perjudicial, pero siguen fumando. Todos queremos estar sanos, pero muy pocos quieren cambiar su estilo de vida. ¿Qué hay del sedentarismo?
El sedentarismo es capaz de facilitar una gran cantidad de enfermedades (obesidad, problemas cardiacos, hipertensión, estrés, problemas de espalda, diabetes, etc.). En España, según el CIS (Centro de Investigación Sociológica), sólo cuatro de cada diez españoles (38,6%) practican actividad física con regularidad.  Las personas que no practican ejercicio físico en este país argumentan que es porque no les gusta (27,3%), o porque se lo impiden su edad (16,9%), otros porque su salud se lo impide (11,5%), y los demás por la falta de tiempo (15,9%). De todas esas excusas, la que me ha parecido más surrealista fue la del 16,9% de personas que atribuyen a la edad la culpabilidad de no poder hacer ejercicio físico. Cada uno es libre de pensar y hacer lo que le plazca, pero en el momento en el que las enfermedades se manifiestan, las excusas ya no sirven.    
Una  buena parte de la sociedad mundial se está volviendo tan absurdamente inactiva y comodona que,  además de moverse el mínimo indispensable, están dejando de pensar (literalmente). Esto es algo muy preocupante, puesto que cuanto más utilicemos nuestro cerebro racional con  operaciones intelectuales, más desarrollaremos nuestra inteligencia, y mejor control tendremos  de nuestras emociones, además de conseguir eliminar el estrés que por sí sólo ya es dañino y que está presente en todas las enfermedades . Por infelicidad muchas personas prefieren no pensar, no analizar hechos, no razonar los problemas para poder solucionarlos. La inopia también es una manera de estar enfermo. En la actualidad podemos encontrar una tremenda cantidad de información que puede solventar muchas de las dudas e inquietudes de las personas sobre temas relacionados con la salud. Que una persona haga  acciones perjudiciales en su vida para  su salud y bienestar  careciendo de la debida información,  puede ser considerado una equivocación; pero hacer lo mismo  teniendo  información fehaciente, y  siendo consciente de sus actos, es una estulticia. El gran problema es que muchas personas no quieren parar y pensar sobre qué les pasa. Muchos son conscientes de que tienen un gran problema, pero son incapaces de utilizar el sentido común y de tomar una actitud que pueda ayudarles a solventarlo. Un ejemplo de ello son algunas personas que padecen obesidad. Conozco a unas cuantas personas que padecen  esta enfermedad, que viven protestando sobre su incapacidad de hacer cosas debido a las limitaciones que su peso les proporciona, pero sin embargo no hacen nada para resolver el problema; otras  están en la cola para operarse de reducción de estómago, pero mientras esperan, siguen con los mismos hábitos, las mismas malas costumbres, la misma ingesta calórica y el mismo sedentarismo. A algunas de estas personas les he llamado la atención varias veces sobre la importancia del desarrollo  de un programa de actividad física controlado junto con una dieta equilibrada previa a la intervención que están esperando. Tengo casos documentados de personas que,  mientras esperaban en la lista para operarse, empezaron un programa de ejercicio físico y una dieta equilibrada  diseñados especialmente para esta población. Después de 18 meses, al llegar el momento de la intervención, habían perdido 35 kilos, habían cambiado totalmente su estilo de vida del sedentarismo a una vida activa, habían cambiado sus malos hábitos nutricionales,  su actitud frente a la vida; ya no daban escusas frente a los problemas, sencillamente los afrontaban con valor y coraje. No fue necesario proceder a la intervención de reducción de estómago, pues ya habían logrado su objetivo, y sin la necesidad de fármacos. Un tratamiento nada agresivo, absurdamente más barato, sin efectos secundarios, capaz de fomentar cambios metabólicos importantes, y capaz de prevenir problemas cardiacos y otras enfermedades. Desafortunadamente la gran mayoría de las personas que están en la lista de espera para una intervención quirúrgica de reducción de estómago no se preocupan en prepararse,  simplemente piensan que dicha operación será la solución de sus problemas de sobrepeso, pero mismo después de la intervención hay un largo recorrido hasta el éxito, y muchas de estas personas se quedan en el camino y siguen siendo obesas. No estoy en absoluto en contra de las intervenciones quirúrgicas de reducción de estómago, sólo faltaría; con lo que no concuerdo es con que la intervención quirúrgica en estos casos sea la primera opción, y para muchas personas la única.
Creer es más fácil que pensar, he ahí la razón de que existan más creyentes” Albert Einstein.   
Si disminuimos la  actividad física, reduciremos los niveles de mitocondrias en nuestros músculos y haremos que nos cueste cada vez más movernos, o hacer  ejercicio, y eso es lo que pasa con las personas sedentarias.
Gran parte de la sociedad es consciente de lo que es correcto y de lo que no es bueno para su salud, pero se empeñan en mirar para el otro lado y declinarse hacia las actitudes incorrectas. Es sabido que si comes más de lo que necesitas, ganarás peso; si ingieres demasiados dulces podrás desenvolver obesidad, deteriorar los dientes, fomentar un ambiente muy ácido en el organismo y,  junto con la obesidad, la posibilidad del desarrollo de un cáncer, y el sedentarismo se sincroniza perfectamente con todas esas malas costumbres. El azúcar es uno de los grandes problemas de los tiempos modernos. Es un producto muy adictivo, que no tiene ningún valor nutritivo y que, además, es un gran impulsor de muchas enfermedades. En el siglo XIX el consumo de azúcar en Estados Unidos era de 4 kilos por persona/año. En 2009 ese consumo se incrementó hasta la cifra de 79 kilos por persona/año, junto con el incremento del sedentarismo. La glucosa es un potente alimento para las células cancerígenas, pues en la presencia de un tumor, algunos genes dejan de funcionar, o funcionan de manera incorrecta, se inhiben los receptores de glucosa que están en la superficie de las células y que eliminan esa glucosa del torrente sanguíneo, y esto hace que los tumores se alimenten insaciablemente y que se desenvuelvan. En condiciones normales esta célula estaría activa y degradaría el receptor de glucosa, pero en estos casos, ocurre lo contrario, hay una superaceleración del receptor de glucosa que resultará en una multiplicación tumoral.   
Las células tumorales se identifican por su crecimiento descontrolado, y necesitan mucha energía. Para lograr ese hecho,  estas células malas atraen toda la glucosa que pueden. Además de la captación de glucosa, esta clase de células son anaeróbicas, viven en ambientes con ausencia de oxígeno en un entorno químico, así que una buena idea sería practicar actividad física, reducir la ingesta de azúcar, sus derivados, y de harina refinada,  así como de sal, leche, etc. La utilización de grandes  cantidades de harina refinada puede producir el mismo efecto, y la unión de grandes cantidades de harina refinada con grandes cantidades de azúcar, junto con la falta de la práctica de la actividad física, produce una combinación explosivamente perfecta para que se fomente la pérdida de salud y de calidad de vida en las personas.
Es inverosímil que todavía exista una gran resistencia por parte de muchas personas a aceptar la importancia del ejercicio físico y del deporte en nuestras vidas, al mismo tiempo que algunas malas costumbres están bien vistas y aceptadas en nuestra sociedad (fumar, beber alcohol, etc.). También es muy importante destacar la gran adicción al azúcar que muchas personas padecen,  algo digno de preocupación. Dicha adicción comienza  desde niños (en vez de comprar estas papillas dulces de las farmacias, ¿por qué no hacerlas en casa con frutas naturales y cereales?)
Por otro lado, es fundamental recordar la importancia que tiene el pensamiento positivo en nuestras vidas, principalmente dentro del mundo de las enfermedades, pues pensar positivamente es como abrir una vía directa de ayuda a un  tratamiento. Las personas que piensan positivamente tienen mayor  facilidad en librarse de malas costumbres, una vez que son conscientes de ello.     
No se puede mesurar el pensamiento,  tampoco su fuerza. El pensamiento mueve una ingente cantidad de corrientes eléctricas en el cuerpo  afectando así a los nervios y, como respuesta, ocasiona las sensaciones y los sentimientos. El pensamiento tiene un poder que no se puede explicar, por este motivo es fundamental que intentemos direccionar nuestro pensamiento de manera positiva y productiva.(1)    
El pensamiento es capaz de fomentar la liberación de una gran cantidad de sustancias químicas en el organismo. Una persona que piensa de una manera negativa frente a la vida y frente a las enfermedades, tendrá una gran posibilidad de inhibir la liberación de serotonina, de oxitocina, de las endorfinas, etc., que son las sustancias que nos hacen sentir bien. Y esto es debido a que las personas  pesimistas normalmente se estresan con una tremenda facilidad, principalmente cuando se trata de lidiar con las enfermedades. Esa situación facilitará la liberación de ACTH (hormona del estrés), que a su vez inhibirá la acción de las sustancias anteriormente citadas.(1) Al padecer una situación de estrés, independiente de la manera en que se nos presente, la hormona del estrés, cuando es liberada,  se encarga de bloquear gran parte de las demás hormonas responsables del bienestar como la oxitocina, la serotonina, la endorfina y  la dopamina, y cuando el cuerpo está libre de estrés, ocurre lo contrario.(2)
Es fundamental tener claro que el estrés, esa enfermedad tan bien aceptada por todos, inhibe el sistema inmune facilitando así la proliferación de muchas otras enfermedades.
El cuerpo humano está hecho para moverse y todo aquello que hagamos por encima del sedentarismo, resultará ser una buena estrategia para la mejoría de la salud. Nuestra salud depende única y exclusivamente de nosotros. Tener una buena o mala salud es el resultado de nuestras acciones, de nuestra manera de pensar, de nuestra manera de cuidarnos, de nuestra manera de vivir. Es imposible ser feliz en ausencia de salud, por este motivo deberíamos volver a plantear nuestras prioridades y evaluar la equidad de nuestro gasto energético para las cosas sin importancia, y para las que nos hacen verdaderamente felices.
Antes de preocuparnos con el futuro, hay que vivir el presente, y vivirlo de la mejor y más sana manera posible. Lo que seremos en el futuro dependerá de las actitudes del presente. El pasado ya se ha ido y no podemos cambiarlo, pero el presente cada día nos invita a hacer algo bueno para nosotros y para los demás. No perdamos esas oportunidades.




(1) El Blog del Dr. Sergio Simphronio  LA FUERZA DEL PENSAMIENTO Y LA IMPORTANCIA DE PENSAR DE MANERA POSITIVA PARA NUESTRA SALUD
(2)  El Blog del Dr. Sergio Simphronio  EL ESTRÉS SIN  MOTIVO




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