miércoles, 28 de agosto de 2013

SER UN BUEN DIRECTOR DE GIMNASIO, NO ES TAN FÁCIL COMO PARECE

En  la mayor parte de los países de Europa, hasta hoy viene siendo costumbre que las grandes cadenas de gimnasios contraten como directivos a personas que vienen de la industria del turismo (hostelería), de la administración de empresas o bien personas que tienen un máster en administración de empresas, etc.; y ello sin ni siquiera contemplar la posibilidad de que estas  personas tengan nulo conocimiento dentro del área deportiva, de la industria del fitness y el wellness,  o de la actividad física.
¡Error!
En España, por ejemplo, ya hay muchos que ya piensan que para llegar a ser director de un gimnasio hay que tener la carrera de turismo, y eso es una tremenda barbaridad. Conozco a muchos directivos de gimnasios en Europa que, antes de ocupar tal cargo, nunca habían entrado en un gimnasio en su vida, y carecían de experiencia, conocimiento, y formación para gestionar este tipo de negocio. A un individuo  que no ha estudiado hostelería, le resultará algo complicado dirigir  un hotel sin haber tenido una previa experiencia en esa industria: le será difícil saber lo que ocurre en un restaurante si ni siquiera sabe qué es F&B. Lo mismo pasa con los hospitales: resultará difícil ser director de un hospital si uno no se ha desenvuelto antes en esa área,  o no tiene la preparación pertinente para ese tipo de dirección.
¿Por qué va a ser diferente con los gimnasios?
En un máster se aprenden muchas cosas, pero no todas.
Yo mismo tengo un MBA (Master Business Administration), y puedo garantizar que es una importante formación para el mundo de los negocios, pero no la suficiente para esta clase de gestión. Para cada negocio la fórmula debe ser ajustada en función de las necesidades del mismo, y la gestión deportiva es lo más indicado en este caso. Se está confundiendo el bienestar que ofrecen los hoteles con los estupendos spas que posen y sus servicios, con el bienestar que la actividad física puede proporcionar, mismo que dentro de los gimnasios también existan spas. El objetivo es el mismo, pero los medios son completamente diferentes.


Como dentro de un gimnasio existe la figura del coordinador técnico (fitness manager), el gerente de ventas, el gerente de operaciones, etc., muchos de los ejecutivos que dirigen esta clase de negocio y que carecen de la preparación necesaria, se apoyan en estos profesionales para ejercer su dirección pero, ¿será ésta una dirección verdaderamente efectiva? Ya he visto a monitores y a coordinadores técnicos hundir  grandes gimnasios de más de 5000 abonados, y más de una vez,  no es broma. Todo ocurrió a consecuencia de que la dirección no conocía el terreno donde se movía y no se enteraba de nada de lo que pasaba fuera del despacho, nada más que de las ventas y los números. Y los monitores, que conocían mucho del tema, y que “le daban 5 vueltas” al director en cuestión, acabaron montando un pequeño gimnasio en las cercanías del que trabajaban, y acapararon a gran parte de los alumnos a los que daban clase, llevándose la clientela  a su propio negocio. La pregunta del millón es: ¿por qué la gente cambia el lujo de un gimnasio de 5 estrellas para irse a un  gimnasio pequeño? Muy sencillo: muchas personas prefieren una buena  atención con un trato exquisito, personalizado y familiar, a la frialdad que existe en la mayor parte de las grandes cadenas de gimnasios 5 estrellas. Es justamente ahí donde también juega un papel clave la labor de un buen director general: debe procurar la excelencia en la atención al cliente, sin importar el número de abonados que tenga su gimnasio y,  para que ello sea posible, debe contar con un equipo muy bien preparado.           
Lo que mucha gente todavía no se ha dado cuenta es que el público que va a un hotel de vacaciones o de negocios es el mismo público que frecuenta un gimnasio, tiene las mismas exigencias, pero busca cosas completamente  diferentes. Una de las primeras diferencias radica en que, en un hotel,  el público es rotativo y las estancias son cortas, y en cambio en un gimnasio el cliente es habitual y constante.  
Un gimnasio no es solamente un centro de entrenamiento donde las personas se inscriben para ponerse en buena forma física; es mucho más que eso. Muchas personas buscan un gimnasio porque están solas, porque están deprimidas, porque se separaran del marido o de la esposa, porque encuentran en el gimnasio  el lugar perfecto para hacer negocios, porque quieren enseñar su cuerpo o porque quieren trabajarlo para lucirlo en la playa, porque quieren hacer amigos, porque quieren mejorar o mantener una buena salud, porque están estresados, porque sufren alguna patología y hacer ejercicio les viene bien, etc. Hay personas que pasan muchas horas en su gimnasio o en su club deportivo, de las que menos de la mitad las dedican a entrenar: la mayor parte del tiempo  están  hablando, relacionándose, haciendo negocios... No importa el motivo, lo más importante de todo esto es que el director en cuestión sepa detectar las necesidades del cliente y que cuente con  un equipo que funcione al unísono desde la entrada del cliente hasta su salida.
Me resultó muy divertido cuando una vez leí en una revista un anuncio de trabajo donde se requería un gerente general para un gran gimnasio: entre varios atributos, se exigía que el candidato tuviese aguante para escuchar las reclamaciones de los clientes y paciencia para oírlos. Si quieren contratar a una persona ya alertando de que los clientes son protestones es porque la cadena de gimnasios en cuestión seguramente está fallando con sus clientes, pues si son conscientes de que éstos reclaman, es porque algo no están haciendo bien. No obstante, si una persona tiene el debido conocimiento y experiencia en el campo de la dirección, sabrá que siempre hay que estar un paso por delante de las situaciones y nunca se debe dar la oportunidad a que un cliente proteste; es decir, todo debe estar siempre maravilloso para todos los clientes. De todas formas, los contratiempos  pueden ocurrir, y siempre es enriquecedor escuchar al cliente. Si el cliente protesta es porque el club le interesa y se preocupa de que las cosas estén bien; si no fuera así, ya se habría marchado a la competencia.
 ¿Cómo no escucharle?
La cuestión no es tener paciencia,  tampoco aguante, sino tener el mayor interés del mundo en atender a ese cliente de la mejor manera posible, y sobre todo prestar especial atención a las indicaciones que nos proporcione sobre lo que no le agrada, solucionar el problema,  y no dejar que vuelva a suceder. De otra parte, la experiencia y el conocimiento total sobre el terreno, nos faculta para discernir si la reclamación procede o no.  
Muchos gimnasios en Europa, por error o por desconocimiento,  no hacen evaluación física a los nuevos socios  antes de empezar un programa de entrenamiento, cosa que es muy preocupante. Y si hablamos de la sauna, la gran mayoría no tiene ni idea de cómo el cliente debe utilizarla con seguridad, incluyendo los hoteles. La sauna es genial, pero también puede ser muy dañina para la salud. ¿Será que se debe utilizar antes o después de entrenar? ¿Cuánto tiempo se debe estar dentro de la sauna? ¿Cuál es la mejor, la seca o la de vapor?  ¿Cómo se debe hacer la rehidratación al utilizar la sauna? ¿Cómo controlar  a una persona cardiaca que utiliza la sauna? ¿Una persona con problemas de presión arterial puede utilizar la sauna? ¿Por cuánto tiempo? ¿Es importante ducharse después de la sauna? ¿Si debe ducharse después de la sauna, con qué temperatura de agua se debe hacer? ¿Y antes de la sauna, es importante ducharse? ¿Cuál es la temperatura más indicada del agua? Podría estar preguntando durante 3 horas más… Lo que quiero decir es que el director general de un gimnasio o centro deportivo es el responsable de todo lo que pasa dentro del establecimiento, y si éste no sabe contestar estas pocas preguntas, lo tiene bastante mal. No hace falta ser médico para saber estas cosas.

 Si no controlas todo lo que pasa en “tu casa”  es porque no eres un buen líder.

Y cuál es la consecuencia  de todo esto: que a la hora de la verdad (en algunos países de Europa incluyendo España) lo que más encontramos son cadenas de gimnasios o clubs  con unas instalaciones impresionantes, pero que después dejan mucho que desear en la calidad de las  actividades, en personal, en servicio, en atención a la salud y a la seguridad en el trabajo, con horarios de clases mal planificados, y en algunos casos, monitores mal preparados que no se preocupan por reciclarse porque tampoco se les exige. También vemos en muchos de estos gimnasios una gran cantidad de entrenadores personales que utilizan el mismo programa de entrenamiento para todas las personas, cuando todos sabemos que algunos programas de ejercicio funcionan mejor para unas personas que para otras.
Pero ¿entonces por qué se llaman entrenadores personales?
¿Cómo es posible que un director general de un centro deportivo pueda exigir calidad y buenos resultados en el trabajo de un coordinador técnico si el propio director no tiene una mínima base sobre protocolos de entrenamiento?
En Estados Unidos y en Brasil, que son los dos países más importantes y avanzados del mundo en materia de gimnasios y actividad física, las personas que se dedican a dirigir esta clase de empresas  normalmente son personas del medio deportivo y de la administración de empresas; incluso pueden ser personas que proceden de la industria del  turismo, pero todas tienen una historia deportiva enfocada a su formación para la gestión. Siempre se están reciclando con los más variados cursos de gestión deportiva,  ya provengan  de la educación física o de la administración de empresas. En Estados Unidos algunos directivos ni siquiera tienen una formación universitaria, pero han trabajando en la industria de los gimnasios durante muchísimos años, y han pasado por todas las áreas antes de llegar a ser directores.
Para un puesto tan importante como es el de director general, si hacemos una comparación, yo desde luego pienso como los norteamericanos, y preferiría contratar a una persona sin formación académica, pero con mucha experiencia en la gestión deportiva (que por supuesto tenga mucho conocimiento práctico de hospitalidad, ventas, área técnica, buen liderazgo, coaching, buena comunicación con los clientes y con su equipo, ser un excelente motivador, además de tener los conocimientos pertinentes de administración, etc..), con años de trabajo dentro de un gimnasio a su espalda, y conocedor de esa industria, a contratar a un licenciado con MBA, pero sin experiencia. En mi opinión la formación es fundamental, y cuanto mejor formada esté una persona mejor,  pero la formación sin el debido conocimiento del mercado en el que se actúa pierde su efectividad.


La experiencia es un grado más que debe ser respetado.
En Inglaterra muchas grandes empresas del sector están viviendo un gran problema, pues con la tremenda expansión que están sufriendo muchas de las cadenas de gimnasios de este país, necesitan directivos con experiencia y calidad de gestión y no los encuentran. Muchas empresas  ya empezaron a cambiar su filosofía, optando por pagar más y exigir directivos con más experiencia y, sobre todo, con conocimiento deportivo.    
En mi opinión es una equivocación catalogar la industria del fitness y wellness como “Ocio y Tiempo libre”, pues es mucho más que eso. En los días de hoy, esta industria es  tomada muy en serio debido a los números que presenta, cifras que aumentan cada año; pero también debería ser tomada bastante más en serio en lo referente a su mecanismo de funcionamiento, puesto que además  induce a la mejoría de la  salud de las personas, sea por vía del entrenamiento físico, de la nutrición, o por vía de la relajación. Máxime en los tiempos actuales, en los que la medicina se está enlazando directamente con la prevención a través de la actividad física. Más que ocio, ya se ha tornado algo necesario  e imprescindible en nuestro día a día. Un motivo más para que tomemos en serio la formación de las personas que están involucradas en esta industria, y para que exijamos más conocimiento, más formación, y cada vez más calidad en los servicios.
Es cierto que hace falta mucha gente especializada para gestionar la dirección de gimnasios y de centros deportivos en Europa, al mismo tiempo que es necesario que existan más y mejores coordinadores técnicos, pues la gran mayoría de personas que ocupan el puesto de coordinador  no tienen una previa preparación para desarrollar sus funciones  y aprenden sobre la marcha. En general son profesores de Educación Física, pero la universidad tampoco proporciona esa preparación para el puesto, e incluso algunas de ellas tampoco preparan a sus alumnos para el trabajo dentro de los gimnasios. Afortunadamente ya existen varios cursos de formación y de especialización en gestión deportiva, hay incluso muy buenos máster en gestión deportiva  que pueden servir para aportar conocimiento e información a las personas que quieran dedicarse a esta industria. Hay cursos de coordinación técnica de gimnasios y centros deportivos que pueden aportar luz a muchos coordinadores que se ven perdidos en el desarrollo de sus tareas. Aparte de ferias, convenciones, workshops, ponencias, formación de líderes deportivos, etc.

Hago parte de la industria mundial del fitness y del wellness desde hace casi 30 años, y pude presenciar los importantes cambios que sufrió este sector a lo largo de todos estos años y, a los que amamos este negocio, nos resulta desconcertante ver tamaña liviandad en algunos aspectos. Nunca podemos olvidarnos de que lo más importante es la salud de las personas y, partiendo de ese principio, la seriedad es condición fundamental para que esta industria siga creciendo.  



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jueves, 22 de agosto de 2013

DOS HISTORIAS INTERESANTES

Cuando era pequeño  las cosas eran bastante diferentes de lo que son ahora, y en verdad, podría decir que soy afortunado por ello. Nos divertíamos en la calle, y solíamos jugar al fútbol en un pequeño campo que existía cerca de mi casa. Nos reuníamos varios niños,  amigos y conocidos, para jugar. Era genial, pues pese a la gran cantidad de críos que había (tantos que muchas veces teníamos que repartirnos en 3 ó 4 equipos),  reinaba un tremendo respeto y compañerismo entre todos. Unos jugaban mejor, otros peor, otros jugaban de pena, pero lo más importante era que había lugar para todos. Había dos amigos que participaban en estos partidos en la calle  que me llamaban mucho la atención. Uno de ellos era el crack de la calle, pues sus habilidades  despuntaban con mucha diferencia frente a los demás. Nuestro amigo jugaba tan bien al fútbol, que nos sorprendía que no se dedicara a este deporte de manera más seria, federándose y disputando competiciones importantes; en lo referente a los estudios, desafortunadamente,  no se llevaba muy bien con los libros.
Después de una gran insistencia por parte de los demás niños, el crack de la calle decidió hacer una prueba para acceder al único equipo de la zona para federarse y, a lo mejor, poder hacer carrera deportiva.  El día de la prueba, él estaba acompañado por otros chicos del barrio que compartían el mismo objetivo. La prueba era un sábado por la mañana, me acuerdo como si fuera hoy, debido a la tremenda expectación que despertó en la calle.
Mi hermano jugaba en este equipo, y yo todavía era muy pequeño para acceder a las pruebas, pero pude presenciar todo lo que pasó ese día. Había una gran cantidad de niños venidos de todas partes, pues se trataba de un club importante. Nuestro amigo, el crack de la calle, sólo debía hacer aquello que venía haciendo tan bien  desde siempre. Y jugaba tan bien que con imitar su actuación en un día malo de algún partido de los que habíamos presenciado, estaría dentro; pero para mi sorpresa y la de los demás, el chico no se movía, no corría, casi no participaba, no parecía el mismo.  
Al final, el gran crack de la calle tuvo un resultado negativo y no pudo entrar en el equipo y federarse; sin embargo, sorprendentemente, muchos de los chicos del barrio que también se presentaron a la prueba consiguieran aprobar.
Yo tenía casi 7 años de edad, y me sentí bastante confundido frente a aquella situación.     
 
El segundo caso me llama la atención por ser todo lo contrario: era un chico realmente pésimo jugando al fútbol. Todos los demás niños nos manteníamos dentro de los estándares normales de las habilidades para ese deporte, pero nuestro amigo se pasaba de malo; mas, una de las buenas cualidades que tenía  era su persistencia.  El fútbol le encantaba pero no era su deporte. En contrapartida, en el lado intelectual, era una “eminencia”. Le gustaba la lectura, era un as del ajedrez, hacía cálculos matemáticos muy avanzados para su edad con tremenda rapidez y exactitud, poseía un gran conocimiento sobre la historia mundial y, siempre que tenía la oportunidad, nos deleitaba con su sabiduría.
A mis casi 7 años de edad, yo pensaba que las personas extremadamente inteligentes no tenían habilidades deportivas.
Con el paso del tiempo esa persona fue incrementando su inteligencia, lo que era normal, debido a que estaba en fase de crecimiento y a que no paraba de estudiar. Además, era consciente de que el fútbol no era precisamente lo suyo, por lo que estaba constantemente probando nuevos estímulos. Y le pasó algo muy interesante. A sus 14 años empezó a probar otras clases de deportes. Haciendo caso a su gran inteligencia e inquietud deportiva,  probó gran cantidad de deportes, hasta que se decidió con el Taekwondo. Se aplicó en las clases y en los entrenamientos, y en muy poco tiempo estaba examinándose para adquirir los cinturones identificativos de cada nivel. Siguió entrenando de manera muy seria, haciendo que se convirtiera en su deporte número uno, aunque seguía teniendo una gran pasión por el fútbol. En algunos años, consiguió un alto nivel competitivo llegando a conquistar unas cuantas medallas.   
En aquél momento, este hecho me hizo entender que las personas extremadamente inteligentes también podían ser grandes deportistas. En los días de hoy, ese gran amigo de infancia sigue practicando Taekwondo, además de ser juez federal en Brasil.

En el primer caso, mi amigo el crack del fútbol, nunca dejó de ser un crack; lo que le pasó es que estaba acostumbrado a ser el mejor en un espacio reducido y en condiciones inadecuadas, además de que siempre jugaba entre conocidos y se sentía como en casa. Al jugar en la calle no sentía presión, ni tenía ninguna responsabilidad de tener que cumplir objetivos; por ese motivo su cerebro se relejaba y hacía que su inteligencia se divirtiera con el uso de la creatividad. De ahí salían las grandes jugadas que con frecuencia veíamos en la calle.  Pero de repente se encontró en un gran espacio verde, donde las condiciones eran las mejores  (algo a lo que él no estaba acostumbrado en absoluto),  había mucha gente desconocida, una gran presión por tener que aprobar la prueba, pues él era el crack de la calle, y esa situación de estrés era nueva. Se jugaba con un balón decente (oficial), cosa a la que  tampoco estaba acostumbrado.  Todos estos motivos han podido contribuir a que aquel chico suspendiera la prueba, pero el motivo que más le influyó negativamente  fue que su cerebro no estaba acostumbrado a hacer a su cuerpo moverse en tamaña cantidad de espacio. Ante tal desafío,  mi amigo se quedó completamente bloqueado. No se divirtió ese día, y el estrés que padecía se podía notar en su boca reseca; los nervios pudieron con él. Sin embargo, al  año siguiente, el crack de la calle volvió a hacer la prueba y fue el mejor de todos.
¿Habrá entrenado durante todo el año?
Rotundamente no, lo que sí pasó es que aquella situación ya la había vivido, ya conocía los protocolos, el campo en el  que se hacía la prueba, el inmenso verde ya no le asustaba, tampoco el balón oficial. Su cerebro tenía la situación registrada y controlada, y aquél día, el estrés fue inhibido por las endorfinas y la serotonina, que era lo que su organismo estaba acostumbrado a liberar en situaciones parecidas (fútbol de la calle). Ese día  jugó como lo había hecho siempre en la calle.    
El segundo caso  tiene una gran relación con el primero, pues mi otro amigo, al educar su cerebro con otras clases de estímulos, consiguió desenvolver habilidades que hasta aquellos momentos no conocía, al mismo tiempo que adaptó su cuerpo a dichas habilidades de una manera muy favorable.      
Es cierto que, en la mayor parte de las veces, las personas elijen la práctica deportiva en función de sus aptitudes para desarrollar dichos ejercicios, o de la pasión que sienten por determinado deporte o actividad física, cosa que muchas veces es algo inconsciente, puesto que cuando la adaptación mecánica a estos  movimientos se hace de manera rápida, el cerebro configura esa información biomecánica con velocidad; pero eso no quiere decir que un corredor no pueda hacer clases de baile, o que un adepto  a las clases de step no pueda acceder a sesiones de natación.

Escoger el ejercicio perfecto también viene al encuentro de las necesidades que uno tenga  en dado momento de su vida. Las personas que tengan la costumbre de practicar ejercicios aeróbicos  cada día podrían, en determinado momento, hacer clases de estiramientos, o de yoga, y seguro que les vendría muy bien; al mismo tiempo que a los que practican Pilates o Yoga, hacer algo de trabajo aeróbico seguro que les favorecería mucho. Pero como todo en la vida, es de suma importancia que exista un  momento óptimo para ello, al mismo tiempo de que se fomenten la necesidad y la curiosidad. Lo más importante de todo,  es que nunca nadie sea forzado a nada. Es importante dar la información y fomentar la necesidad de hacer  ejercicio por motivos lógicos (ganar salud), pero además del entrenamiento físico diario al  que uno esté acostumbrado, cuanto mayor sea el abanico de posibilidades de hacer diferentes ejercicios dentro de un entrenamiento, mejor. En otras palabras, la  persona que practique una actividad física de manera cotidiana, y que la acreciente con otras clases diferentes de ejercicios,  verá sus capacidades físicas e intelectuales gratamente incrementadas. Eso fue lo que hizo mi amigo, el protagonista de la segunda historia, pero en un primer momento con el objetivo de búsqueda  más que de entrenamiento. Y una vez descubiertas sus nuevas aptitudes  se dedicó a desarrollarlas.  
Cada persona vive en un mundo distinto, pero todos compartimos el mismo planeta.
Lo que sirve para unos, quizás no sirva para otros, y pensar que no es así es una tremenda insensatez. Cada persona disfruta de momentos de vida diferentes. Lo más interesante es que tenemos relojes diferentes, pero todos  marcan la misma hora. 




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miércoles, 14 de agosto de 2013

EL SENTIDO COMÚN

En la actualidad vivimos en una sociedad de consumo agresivo que nos facilita una ingente cantidad de información nueva cada día. El  abundante número de canales de TV y de programas, en su mayoría, más bien ayudan a la hibernación de nuestras neuronas que a estimularlas. En contrapartida, en lo referente a la salud parece que preferimos obviar la información: hay muchos casos de personas que prefieren operarse del estómago a hacer dieta acompañada de ejercicio físico; otras no escuchan los consejos de su médico a lo largo de toda una vida y siguen comiendo de manera inadecuada, ingiriendo grandes cantidades de grasa y, en el día menos pensado, inevitablemente tienen que pasar por el quirófano para una desobstrucción de arterias; otras personas consumen habitualmente grandes cantidades de alcohol sin importarles las consecuencias el día de mañana; y lo mismo pasa con los consumidores de otras drogas que están prohibidas.
Utilicemos el sentido común.
He conocido  personas que tienen verdaderas farmacias dentro de su casa, y que  se automedican a la mínima sospecha de algún desarreglo fisiológico sin ni siquiera dar tiempo a que el propio organismo reaccione a dicho desarreglo, pero: ¿de verdad sabrán lo que están haciendo?
Desafortunadamente he visto cómo muchas personas pasan habitualmente sus ratos de ocio con sus hijos en las terrazas de los bares, cuando estos niños en muchos casos todavía están tomando el biberón. No sería más inteligente que se fueran a caminar con sus hijos al parque, fomentando la salud para toda la familia, en vez de estimular la cultura de los bares a los niños desde tan pequeños. Eso sin contar que he visto a muchos padres fumando en esas mismas terrazas, junto a sus hijos.
Esa acción no merece calificativos.
Hay mucha gente que utiliza el coche para ir a comprar el pan, estando la panadería a dos manzanas de su casa.  Es ésta una costumbre bastante extendida desafortunadamente, y muchas personas lo hacen con frecuencia,   fomentando la pérdida de salud al mismo tiempo que contribuyen a que nuestro planeta esté cada vez más contaminado. Otras personas acuden  al gimnasio diariamente, pero una vez  allí lo único que hacen es subirse a una  plataforma vibratoria durante 10 minutos, charlar e irse a casa.
Más de una vez  he visto, en importantes revistas de varias partes del mundo, artículos donde se  escriben  verdaderas barbaridades en lo referente a la actividad física, que también es salud, con una total irresponsabilidad.  Y una tremenda cantidad de personas aceptan esas informaciones, mismo aunque algunas de ellas rocen incluso el absurdo; quizás lo hagan para adherirse a las corrientes de la moda, pero la verdad es que el sentido común domina por su ausencia. De otra parte, ser responsable es algo fundamental, sobre todo cuando hablamos de la salud.
“Creer es más fácil que pensar, he ahí la razón de que existan más creyentes” Albert Einstein.
Por infelicidad, es lo que más pasa en los días de hoy. Muchas personas no se preocupan de analizar el  porqué de las cosas pues, para ellas, es mucho más fácil recibir la información  y asimilarla, no importando si dicha  información es fidedigna o no.  Una  buena parte de la sociedad mundial se está volviendo tan absurdamente inactiva y comodona que,  además de moverse el mínimo indispensable, están dejando de pensar (literalmente). Esto es algo muy preocupante, puesto que cuanto más utilicemos nuestro cerebro racional con  operaciones intelectuales, más desarrollaremos nuestra inteligencia, y mejor control tendremos  de nuestras emociones, además de conseguir eliminar el estrés.     
 Si disminuimos la  actividad física, reduciremos los niveles de mitocondrias en nuestros músculos y haremos que nos cueste cada vez más movernos, o hacer  ejercicio. (1)
Por este motivo siempre defenderé lo que ya está sobradamente comprobado científicamente, pero que mucha gente se resiste a aceptar: cuanto más nos movamos, proporcionaremos una mayor cantidad de estímulos a nuestro cerebro, más se fomentarán las acciones sinápticas y, en consecuencia, incrementaremos nuestra inteligencia. Al mismo tiempo que todo esto ocurre mejoraremos nuestra salud, pues practicar ejercicio físico es como “ducharse por dentro”.     
1. El blog del Dr. Sergio Simphronio ¿PEREZA O COMODIDAD?





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martes, 6 de agosto de 2013

¿FÁRMACO O EJERCICIO?

El tratamiento de enfermedades vía ejercicio físico es un hecho que se hace cada vez más real. Es un camino que hasta ahora casi no se había planteado, pero afortunadamente hay una gran cantidad de estudios que están comprobando que, además de los fármacos, la actividad física no solo sirve como medicina preventiva, sino que es una importante herramienta para la cura de muchas enfermedades. Igualmente, los profesionales  involucrados en las distintas áreas de la salud  (médicos, fisioterapeutas, profesores de educación física, terapeutas, etc.) nos estamos dando cuenta de que necesitamos unos de otros, y que debemos trabajar juntos para conseguir mejores resultados que los que hemos logrado hasta ahora; al final, no podemos olvidar  que nuestro objetivo es ayudar a las personas.
Hace 17 años que investigo el desarrollo de la inteligencia por medio del movimiento humano y el tratamiento de enfermedades vía ejercicio físico.
Al estudiar el desarrollo de la inteligencia por medio del movimiento humano y al adentrarnos en la neurofisiología del mismo,  podemos observar las reacciones que sufre nuestro cerebro dentro de cada estímulo ocasionado por el movimiento. Este hecho nos hace ver que nuestras posibilidades son infinitas. Es posible incrementar nuestra inteligencia por medio de los estímulos neuromusculares de una manera increíble, y la actividad física es una de las más importantes herramientas para que se logre tal fin. Con el conocimiento de la posibilidad de incremento de la inteligencia vía ejercicio físico, todos los caminos nos llevan a la viabilidad de tratar enfermedades por medio del movimiento. No existiendo ninguna anomalía congénita, nuestro cuerpo está diseñado para moverse y autodefenderse. Algunos de los grandes problemas en la actualidad son el estrés de la vida urbana, el mal estilo de vida y las dietas inadecuadas, que contribuyen a que se haga muy difícil no ponerse enfermo; pero aún así, la mitad de los fármacos que se consumen en los días de hoy no serían  necesarios si nos cuidásemos mejor.

He investigado, y continúo  haciéndolo,  muchas enfermedades neuromusculares, de entre ellas la fibromialgia, que estudio desde hace 11 años. Es una  enfermedad que se caracteriza por el dolor músculo – esquelético y la fatiga. La persona que la padece no presenta ninguna clase de alteración en tejidos, tampoco en las células; por ese motivo normalmente no se la rotula como enfermedad, aunque sí lo sea. Aún se desconocen las causas que la origina, pero algunos factores pueden desencadenarla: infecciones bacterianas o virales, accidentes de circulación o laborales, enfermedades como la artritis reumatoide, el lupus o el hipertiroidismo, etc. Por lo que se sabe, a causa de alguno de estos desencadenantes se estimulan los receptores del dolor, y éstos se quedan activados crónicamente. De otra parte, hemos observado un importante descenso de los niveles de serotonina (1) y de la sustancia P (2) en muchas personas que padecen esta enfermedad.
Esta enfermedad  normalmente se desarrolla en situaciones de estrés muy potentes. Sus síntomas son: dolor muy frecuente y rigidez que se acentúan por las mañanas, y suelen doler con mayor intensidad los músculos que más son solicitados, pero ese dolor puede manifestarse por todo el cuerpo. También pueden surgir fatiga (mental o abatimiento general), trastorno del sueño (apnea nocturna), síndrome del intestino irritable (estreñimiento o diarrea), trastornos psicológicos (depresión). La diagnosis se hace mediante al conocimiento de la sintomatología del paciente por vía de un cuestionario y la exploración de los 18 puntos dolorosos a la presión, que se distribuyen en diversas áreas del cuerpo. Los análisis de laboratorio son todos negativos.
Para esta enfermedad en concreto, he desarrollado un programa de ejercicios específicos y actividades enfocadas a  paliar esta dolencia. Los participantes de ese programa son personas de las más distintas edades, sexo, profesiones y antecedentes. Se ha fomentado un cambio de actitud psicológica, junto con un cambio drástico en su dieta y estilo de vida, que deben seguir con mucho criterio. Una de las cosas más importantes es la educación, dar información, y hacer que las personas que la padecen sean conscientes de lo que conlleva la enfermedad.
Durante todos los años en los que desenvuelvo el programa los resultados siguen siendo geniales, y sin la utilización de fármacos. Se ha conseguido una reducción notable del dolor en un 70% de las personas participantes, y la disminución del dolor en un 50% en el restante del grupo. Es un grupo de 30 personas que se compone de individuos de edades distintas, siendo 4 hombres y 26 mujeres. Todos los participantes han vuelto a hacer vida normal.
En el tratamiento de enfermedades como la fibromialgia vía actividad física,  todo mi trabajo está basado en cambiar la actividad de las células nerviosas por medio de los neurotransmisores, en regular la respuesta neuronal por vía de los neuromoduladores, y en la regulación de las respuestas en extensas regiones y de manera más lenta por medio de las neurohormonas; todo ello es posible generando diferentes estímulos musculares de una manera intensa, de forma que pueda afectar a los receptores, a las vías sensitivas o aferentes y a las vías motoras eferentes.
Receptores (transductores): Son estructuras especializadas encargadas en convertir las diferentes clases de energía de estímulo nervioso (mecánica, química, térmica) en potenciales electrotónicos capaces de generar impulsos nerviosos que alcanzan centros superiores y generan patrones neuronales que evocan una respuesta motora o sensitiva.
Vías sensitivas o aferentes (ascendentes): Son las que reciben la información desde los receptores y la conducen hasta centros suprasegmentarios, ya sea conscientes o inconscientes.
Vías motoras o eferentes (descendentes): llevan información motora desde los centros integradores hacia los órganos efectores (músculos, glándulas, etc.)

Otra gran herramienta que utilizo desde hace años, que funciona de una manera inimaginable y que es un excelente complemento en el tratamiento de enfermedades por vía de la actividad física como en el caso de la fibromialgia, es la equinoterapia. El calor que desprende el animal actúa como relajante muscular, mientras que la vibración de las galopadas favorece un importante incremento sináptico,  la modificación de las conexiones neuromusculares proporcionando mudanzas en los patrones posturales, mejorando el movimiento, la postura, e incluso la autoestima, puesto que es capaz de elevar los niveles de serotonina. La interacción que se produce entre la persona y el animal es muy interesante, incluso en los casos de personas que nunca montaron a caballo en su vida. Son capaces de perder el miedo en el momento, puesto que animales como los caballos o los perros tienen sentidos emocionales innatos como la alegría o la tristeza, y las personas con fibromialgia, que en su gran mayoría están dominadas por las emociones (ansiedad, depresión, dolor, etc..), desenvuelven con gran facilidad  la conexión con estos animales. La unión del ejercicio físico con la equinoterapia  está reportado unos resultados muy esperanzadores en el tratamiento de esta enfermedad.          




1. Serotonina: es un neurotransmisor cuya deficiencia en el organismo puede ocasionar depresión, tristeza, irritabilidad, estallidos agresivos, ansiedad, problemas de sueño y obsesiones.
 
2.  Sustancia P: también llamada la sustancia del dolor, es un neurotransmisor que estimula la vasodilatación, la contracción de los músculos lisos, intestinales, etc.,  afectando al sistema nervioso central.




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