martes, 25 de junio de 2013

APRENDER JUGANDO, UNA DE LAS PRINCIPALES CLAVES PARA EL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA DE LOS NIÑOS. (parte II)

Aquellas niñas, que eran catalogadas como “sociedad desfavorecida” y que asistían a una escuela en los suburbios de una ciudad de Brasil, fueron capaces de hacer algo asombroso. Con objetivo de desarrollar esa investigación tanto en los países considerados desarrollados como en los que están en vías de desarrollo, hemos solicitado a una profesora de matemáticas de Finlandia (país que figura en el ranking de educación en los primeros puestos) que nos facilitase  su programa de enseñanza, junto con el examen  y la mejor nota obtenida por su clase. Una vez traducido el programa, hemos contratado a una profesora de matemáticas en Brasil para preparar no solo a aquellas niñas, sino a toda su clase durante solamente dos semanas, para después aplicarles la misma prueba que a los niños finlandeses de la misma edad. Es importante señalar que la profesora finlandesa en cuestión había aplicado la misma prueba tras 4 semanas. Durante estas dos semanas, las niñas seguirán con sus actividades normales, incluyendo el juego de saltar a la comba; ellas y sus compañeros de clase tendrán  1 hora extra de matemáticas en el sistema finlandés. Una vez celebrado el examen, para sorpresa de todos, la media general de la clase fue muy parecida a la de los alumnos finlandeses, pero las niñas en cuestión sacaron mejores notas que sus compañeros, y que los niños finlandeses, siendo que una de ellas superó la mejor nota de la clase europea dentro del curso que hacía. Es muy importante recordar que el sistema educativo finlandés, considerado el mejor del mundo, contempla la actividad física como algo fundamental para el desarrollo cognitivo de los niños. Los resultados del examen  han dejado bastante claro que los estímulos externos, por medio del movimiento y el aprendizaje basado en la necesidad de aprender son fundamentales para el incremento de la inteligencia de los niños. 

El córtex o corteza cerebral  es la parte más importante del cerebro y controla tanto el ejercicio intelectual de estudiar matemáticas, como  el desarrollo de los  movimientos, como por ejemplo bailar. Es la parte pensante del cerebro, y la que nos permite razonar. Es sabido que la mitad derecha del cerebro controla la parte izquierda del cuerpo, y la mitad izquierda del cerebro controla la parte derecha; al mismo tiempo que el lado derecho del cerebro se dedica a controlar la emoción, mientras que el izquierdo, que es la parte más analítica, controla la razón, el discurso y el pensamiento lógico, como por ejemplo el estudio de las matemáticas. El área motora del cerebro incorpora las dos mitades, tanto la derecha como la izquierda, y controla los músculos voluntarios del cuerpo. Al analizar estas informaciones nos damos cuenta de que tanto el estudio de las matemáticas, como los movimientos de nuestro cuerpo y  la actividad física, y el desarrollo de la creatividad, provienen de partes del cerebro que se relacionan directamente, siendo que una puede ayudar al desenvolvimiento de la otra. El gran problema es la falta de sincronía  para conseguir ese hecho, cosa que los finlandeses sí han logrado. Esta es una de las explicaciones por las que aquellas maravillosas niñas consiguieron alcanzar tan alta puntuación en el examen de un contenido programático tan complejo y en tan poco tiempo. Es importante recordar que los compañeros de clase de aquellas niñas también pasaban varias horas del día en la calle desarrollando los más distintos juegos y compartiendo el tiempo con los amigos. También es sabido que el cambio de ideas por medio de la comunicación directa (conversar con los amigos) es una importante vía para el incremento de nuestra inteligencia. Hemos de encontrar el equilibrio. No se trata de abandonar a los niños en la calle, ni desligarse de ellos dejándolos solos jugando con una videoconsola;  tampoco  tenerles olvidados en las actividades extracurriculares. Estas últimas son importantes, pero hay que saber respetar los límites de cada niño, sin olvidar  lo esencial: que sigan siendo niños.

Disminuyamos la tele, el ordenador y las videoconsolas, y facilitemos a los niños los medios necesarios para que incrementen su inteligencia por medio del movimiento y de la creatividad.           
Algunos padres  sabiamente recurren al deporte como una manera de fomentar diferentes estímulos a los niños, pero no es suficiente. Los niños deben jugar con otros niños sin la necesidad de cumplir objetivos. En un entrenamiento supervisado por un entrenador,  que siempre va a exigir resultados aunque  sean niños pequeños,  la presión de saber que si no juegan bien se quedarán  fuera del partido, les supondrá  un factor de estrés; unos se lo toman mejor que otros. Y en muchos otros casos, un tipo deporte puede no ser la mejor opción para determinado niño, y éste lo practicará a disgusto creándole un  estímulo negativo en vez de positivo. Por el contrario, jugar al aire libre con los amigos siempre sacará lo mejor de cada niño.

Con el juego al aire libre, el cerebro del niño se relaja y saca la mejor parte de su estado creativo estimulando el cerebro primitivo de una manera muy positiva y equilibrada, haciendo que tanto el lado derecho como el izquierdo de su  cerebro trabajen en perfecta sintonía; en otras palabras, un niño equilibrado.    De todas formas, estos niños no solo se benefician de los efectos positivos de la actividad física por medio del juego, también son agraciados por el aprendizaje que se les es proporcionado por el desenvolvimiento de la creatividad. Dentro de este aprendizaje podemos añadir: el desarrollo del respeto, de la responsabilidad, el saber  compartir, el desarrollo del liderazgo, de la amistad verdadera, del autocontrol, de la bondad, carácter más tranquilo y, sobre todo, el desarrollo de la inteligencia. Vivir en sociedad es algo muy positivo para los niños, pues desde las primeras edades se fomentan varios principios importantes que serán fundamentales para el resto de sus vidas.  


  

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miércoles, 19 de junio de 2013

APRENDER JUGANDO, UNA DE LAS PRINCIPALES CLAVES PARA EL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA DE LOS NIÑOS. (Parte I)


En este artículo quiero compartir una pequeña parte de una interesante  investigación que hice sobre el impacto positivo de la activa física y del juego al aire libre en el desarrollo cognitivo de los niños en edades comprendidas entre los 7 y los 10 años. Las conclusiones de esta investigación estarán en mi próximo libro.
Actualmente existe una preocupación mundial por la obesidad infantil, por la mala alimentación basada en la ingesta de grandes cantidades de calorías unida a la  inactividad  de los niños y los malos hábitos de vida. Son hechos reales dignos de una gran inquietud. Ya se ha  levantado la voz de alarma para que busquemos soluciones a este problema, y por fortuna muchos países se han puesto en marcha para intentar solventarlo; no obstante, existen muchos otros problemas de los que muchas personas ni  siquiera se han percatado. El exceso de actividad diaria que muchos padres imponen a sus hijos es uno de ellos. 
Desafortunadamente, desde un punto de vista científico, hay mucha equivocación acerca  del concepto de vida activa. Si nos enfocamos a los niños, vemos cómo muchos padres insisten en estresarlos con ingentes cantidades de actividades diarias que más bien sirven para mantenerles ocupados, pero no por ello no quiere decir que vayan surtir el efecto esperado en su desarrollo cognitivo. Algunos de  estos padres están preocupados en cuadrar su agenda para que los hijos no estén solos, pero se están olvidando de lo más importante: las necesidades reales de sus hijos, como por ejemplo ser niños y disfrutar de esa niñez (jugar). Es fundamental fomentar el aprendizaje a los niños, pero desde un punto de vista de la necesidad y no de la imposición, es decir, que ellos sientan la necesidad de aprender.     
En uno de mis viajes a Brasil, me dediqué a visitar algunas sociedades desfavorecidas y  a evaluar el comportamiento de los niños y su relación con el aprendizaje y el desarrollo de su inteligencia. En esta maravillosa experiencia, una de las situaciones que más me llamaron la atención para este estudio fue observar a cinco niñas a las que les encantaba saltar la comba. Estas niñas saltaban a la comba bailando a la vez. Dos de ellas movían las combas, y digo “las” porque jugaban con dos largas combas a la vez, una en cada una de las manos, moviéndolas  en sentido contrario; es decir, una la movían hacia la derecha y la otra hacia la izquierda,  al mismo tiempo que las otras tres niñas  saltaban. Era simplemente genial, pues había una música y las dos niñas que movían las combas estaban tremendamente coordinadas, y aceleraban la marcha al mismo tiempo que la disminuían, todo en función del ritmo de la música. Las chicas que saltaban, que eran tres, no podían equivocarse, pues si una de ellas fallaba se tenía que volver a empezar y tenía que cederle el puesto  a una de las que estaban moviendo las combas anteriormente. Era un juego, pero al mismo tiempo todas ejercían una enorme  responsabilidad de trabajar en equipo, pues si fallaba una fallaban todas, rompiendo el ritmo del juego. Era fantástico presenciar la enorme habilidad biomecánica que tenían aquellas pequeñas y me llenaba de satisfacción contemplar la alegría con la que disfrutaban de un juego tan simple, al mismo tiempo que lo tomaban con una tremenda responsabilidad. ¿Tenéis una remota idea de la cantidad de estímulos que recibían todas aquellas niñas?  Con aquel juego trabajaban intensamente su coordinación motora, recibían una ingente cantidad de estímulos  auditivos, de estímulos visuales, de estímulos nerviosos,  a la vez que eran estimulados muchos neurotransmisores. Además se producía la estimulación de la ACTH (hormona del estrés), al mismo tiempo que se la inhibía. Trabajaban su sistema cardiovascular, estimulaban la inhibición de la AMPK (la hormona de la pereza), quemaban calorías, eran estimuladas varias clases de inteligencias, como la espacial, la musical, la inteligencia interpersonal  e incluso la inteligencia matemática. Con aquel sencillo juego, se desarrollaban  en aquellas niñas varios protocolos existentes en la vida en sociedad, pues tenían que compartir las experiencias de los errores y las de los aciertos; tenían que ponerse de acuerdo para que todo el equipo funcionase de una manera óptima. Todas debían estar muy centradas en lo que hacían, pues en el éxito de una estaría la victoria de todas; además, una de las cosas que más me llamaron la atención era el compañerismo que había entre ellas.

Si enfocamos el tema desde otro punto de vista, saltar a la comba representa un importante entrenamiento aeróbico que produce una excelente  mejoría de las capacidades cardiovascular. Aquellas niñas practicaban este juego de dos a tres horas al día, y de una manera ininterrumpida. Utilizaban 6 músicas diferentes, pero todas con la misma intensidad, estilo y velocidad. Eran unas verdaderas atletas de la comba, y la edad de las cinco estaba comprendida entre los ocho y los nueve años. En definitiva, el cuerpo de aquellas niñas se ponía en marcha de una manera realmente asombrosa, y todo ello con un sencillo juego de calle, que  además  se ha utilizado desde hace mucho.
Si analizamos la preparación física que el ejercicio de saltar a la comba les proporcionaba, y si al mismo tiempo añadimos la colosal cantidad de estímulos que ese juego al aire libre les facilitaba, podemos concluir que estas niñas estaban incrementando su inteligencia de una manera descomunal, y eso se reflejaba en las notas que sacaban en el curso escolar. Las cinco amigas iban por delante de sus compañeros, pero con una tremenda ventaja. Participaban activamente en las actividades  escolares, y extracurriculares, cuando podían, pues  algunas de ellas tenían responsabilidades en sus casas que eran  impuestas por sus padres, pues éstos trabajaban y ellas tenían que ayudar a cuidar de sus hermanos menores. Al hablar con las profesoras de estas niñas, nos comunicaban que su comportamiento era ejemplar, que eran extremadamente educadas, responsables y, en palabras textuales de una de las profesoras: “Es un placer enseñar a estas personas, pues ellas quieren aprender, además de que es muy fácil enseñarles”.


Continuará…



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martes, 11 de junio de 2013

EL PENSAMIENTO: UNO DE LOS PRINCIPALES COMBUSTIBLES DE NUESTRAS VIDAS

En el mundo del deporte existe una gran cantidad de técnicas de entrenamiento que son muy bien controladas por los entrenadores y profesores de educación física. Estos profesionales, de tiempo en tiempo, cambian los  entrenamientos con el objetivo de mejorar el rendimiento y la performance de sus atletas a través de nuevos estímulos. Esto es algo muy inteligente puesto que los músculos se adaptan con tremenda facilidad a los impulsos neuromusculares que los ejercicios les proporcionan,  principalmente si enfocamos el tema a los atletas de alto nivel; los entrenamientos siempre deben estar orientados a conseguir el máximo de productividad, pero si ese  entrenamiento no cambia durante un largo periodo de tiempo, las respuestas de estímulos no serán alteradas y el rendimiento físico se bloqueará. El éxito o el fracaso de un entrenamiento puede deberse a las buenas o malas respuestas neuromusculares que son inducidas por medio del entrenamiento, la alimentación y el descanso. Cuanto mayor es la cantidad de sinapsis entre las neuronas que son proporcionadas vía movimiento y entrenamiento, mejores serán las capacidades de nuestro cerebro para enviar las respuestas químicas pertinentes a los músculos y, en consecuencia, se incrementarán las  habilidades de asimilación al entrenamiento y las respuestas a estos estímulos.

De otra parte, hemos de señalar la importancia de los neuropéptidos, que son las sustancias químicas producidas y liberadas por las células del cerebro. Son las sustancias que definen nuestra índole, y de alguna forma, con el paso del tiempo, incluso nuestro carácter. Las células son alimentadas por los neuropéptidos, y éstos son liberados por nuestro cerebro por medio del pensamiento, de forma que si pensamos de una manera negativa, esa manera de pensar alimentará las células de nuestro cuerpo. Pero además hay que tener en cuenta que una célula se divide con el paso del tiempo, así que si una persona persiste en ser negativa, las células podrán duplicarse haciendo que la negatividad haga parte de la idiosincrasia esa persona debido a que se incrementarán los receptores para esa clase de neuropéptidos; y de la misma forma que pasa desde un punto de vista negativo, también pasa al revés. Éste es uno de los motivos por los cuales la mayor parte de los atletas, deportistas, y practicantes de actividad física, mantienen una actitud positiva frente a los entrenamientos y,  en consecuencia, frente a la vida. De no ser así, un atleta nunca conseguiría ganar una competición.

El pensamiento es uno de los principales combustibles de nuestras vidas. 
Una persona negativa no nace de esta forma, se hace con el tiempo, pero  muchas veces su entorno puede jugar un papel muy importante.
Las células se adaptan a las situaciones que les proporcionamos, y pueden  cambiar la índole de una persona, pero es posible revertir ese estado con una mudanza de actitud. Esta misma persona, al cambiar su actitud, readapta las células de su cuerpo a una nueva condición, pudiendo tornarse un individuo totalmente diferente. De la misma manera que he hablado sobre la negatividad, ese proceso puede pasar con la tristeza, la ansiedad, el estrés, la alegría, la positividad, etc. Si no fomentamos diferentes estímulos para nuestro cerebro, con el paso del tiempo las células se vician: en otras palabras, si nos acostumbramos a hacer siempre lo mismo, no desarrollaremos nuestra inteligencia, pues no fomentaremos nuevas conexiones neuronales, y si además tenemos una conducta mental negativa, retardaremos nuestro desarrollo cognitivo añadiéndonos problemas innecesarios. Si enfocamos el tema hacia los entrenamientos o la actividad física, una mala actitud mental retrasará la educación muscular y las sesiones no rendirán  lo esperado, aunque el entrenamiento sea el adecuado. Por este motivo no me canso de repetir que el trabajo de los psicólogos es de suma importancia dentro del deporte.
Si nos centramos en los niños,  es sabido que ellos imitan patrones y que ésta es una de sus principales maneras de aprender, sobre todo cuando son muy pequeños. Si los patrones de su entorno no son positivos, aprenderán a hacer lo mismo que ven, y podrán reincidir en las posibles malas conductas de sus padres; pero lo mismo pasará si el enfoque es positivo.
Si orientamos el tema hacia las enfermedades, nos damos cuenta de que las malas conductas de nuestro pensamiento pueden ser capaces incluso de fomentar la aparición de enfermedades como la depresión, la ansiedad, la obesidad, o incluso retardar el efecto de algunos tratamientos. En el caso de la obesidad, existen muchas variantes que están involucradas con esta enfermedad  aparte de la alimentación o de la inactividad. Con mucha frecuencia las personas que la sufren  también padecen depresión en los más diferentes grados, son negativas, siempre piensan que no conseguirán cambiar de estilo de vida, y buscan excusas para seguir con los mismos malos hábitos. Con respecto a las enfermedades, la manera de pensar de muchas personas hace que los neuropéptidos asuman un patrón muy dañino. Por este motivo es fundamental que tengamos  una forma positiva de ver la vida, pues cuanto más ejerzamos el pensamiento positivo, mejor será la aceptación de los infortunios que nos puedan ocurrir a lo largo de nuestras vidas, y como resultado sufriremos menos. Está comprobado que las personas que desarrollan patrones de vida positivos son más felices, tienen menor propensión a padecer enfermedades, duermen mejor  y tienen mejor salud.            
“Una persona sin sentido del humor es como un carro sin amortiguación: todas las piedras del camino le hacen sacudirse”.  Henry Ward Beecher.

Desde luego, el humor es la expresión más festiva de la inteligencia.



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martes, 4 de junio de 2013

LA RELAJACIÓN POR MEDIO DE LA ADRENALINA

Las actividades extremas que son capaces de producir intensas emociones en las personas cada día consiguen más adeptos. El número creciente de individuos que buscan esta clase emociones corresponde a un perfil muy concreto de personas,  en su mayoría  hombres. Estas actividades están muy relacionadas con el estrés debido a la cantidad de adrenalina que son capaces de suministrar, y aunque muchos de los practicantes de deportes de riesgo no sean aparentemente estresados, estas actividades en sí facilitan una alteración en la homeostasis metabólica, pudiendo favorecer un cambio de comportamiento en el organismo de sus practicantes.       
La adrenalina es una hormona vasoactiva  que es secretada en circunstancias  de alerta por las glándulas suprarrenales, provocando reacciones automáticas  que se manifiestan de una manera más rápida de la que estamos acostumbrados y en momentos concretos. Al suceder eso, surgirán verdaderos “superhombres”, pero ese hecho ocurre en momentos precisos. Se trata de un recurso natural que da paso a procedimientos químicos y biológicos, y mediante el cual  se forman varias sucesiones de conducta que parten de un estímulo concreto y responden con la puesta en marcha de una síntesis de elementos: neurotransmisores y hormonas que se distribuyen por el torrente sanguíneo.
El sustituto sintético de la adrenalina se llama epinefrina. Es una hormona de acción que responde a situaciones de peligro.   
Hace unos años conocí  a una persona que era militar y que había  participado de dos guerras. Era muy interesante hablar con él pues se veía que, como militar que era,  había sido entrenado para aquella clase de vida, pero lo más llamativo era que le encantaban las situaciones de extremada vigilancia. Estaba siempre en guardia y me transmitía bastante estrés, dando la sensación de que el peligro se asemejaba al oxígeno que respiraba, y aunque estuviera a salvo en la ciudad, parecía que  seguía  en situación de alerta: “Cuanto mayor era el peligro, mejor vivía”, me comentaba. Me contó varias historias escalofriantes sobre cómo es la vida dentro de una guerra y las cosas que se experimentan en esas situaciones. Era inverosímil que una persona pudiera disfrutar de situaciones como las que ha vivido, al mismo tiempo que se veía claramente que la persona en cuestión, como muchos de sus compañeros, necesitaba aquel tipo de estímulos para sentirse a gusto, y estoy convencido de que si no fuese así no podrían estar en el campo de batalla. De otra parte, tengo muchos amigos a los que les encanta practicar deportes de riesgo y, al comparar muchas de las cosas que me cuentan cuando practican su deporte, me doy cuenta de que aunque las situaciones eran muy diferentes, las sensaciones son las mismas.
Para los viciados a la adrenalina, los estímulos ocasionados por el peligro son como un alimento para su manera de vivir, pero dichos estímulos pueden ser muy diferentes de una persona a otra. Frente al peligro, desde un punto de vista fisiológico, la adrenalina se manifiesta de la misma manera, ya sea por placer, por obligación, o por una adversidad; es decir, los mismos síntomas que una persona puede sentir en la realización de un deporte de riesgo, también los sentirá ante la amenaza de ataque de un perro de raza agresiva descontrolado que va suelto por la calle.
La adrenalina aumenta la concentración de glucosa en sangre, en el hígado y en los músculos, debido a que moviliza las reservas de glucógeno hepático, produce una vasoconstricción en las arteriolas que da como resultado una subida de la presión arterial, dilata las pupilas mejorando la visión, estimula el corazón a latir más fuerte y más rápido aumentando así el ritmo cardiaco, relaja las vías respiratorias permitiendo que entre más aire en los pulmones incrementando así la respiración. Todos los síntomas que son ocasionados en  situaciones de riesgo son muy perjudiciales para nuestra salud. Mismo que a una persona le guste vivir de esa manera, es muy recomendable la práctica de ejercicio físico regular, independiente del deporte de riesgo que practique.
El gran problema de las personas que extravasan su energía practicando deportes de alto riesgo, es acostumbrar al cerebro a que produzca dopamina en las situaciones críticas.
 La dopamina es el neurotransmisor que nos hace sentir bien debido a que nos proporciona relajación. En principio, las descargas de dopamina se producen como respuesta a las acciones que nos dan placer como el sexo, la comida, el entrenamiento físico;  pero también es producida una vez solventada alguna situación de excesivo estrés donde hayan existido grandes descargas de adrenalina, o en los deportes de alto riesgo. De otra parte, la falta de dopamina puede proporcionarnos letargo e incluso depresión.
El riesgo de desarrollar una adicción al peligro surge cuando la persona siente la necesidad de exponerse con frecuencia e innecesariamente a aventuras peligrosas como una manera de desahogarse y de relajación. Nuestro cerebro trabaja en función de los estímulos que le proporcionamos, y si estos estímulos son adictivos quizá podamos tener problemas. Algunas personas ven gran emoción en saltar desde un helicóptero a la cima de una montaña y bajar esquiando sobre nieve virgen, facilitando el riesgo de provocar una avalancha; otros saltan en paracaídas desde la estratósfera o se tiran en caída libre desde las montañas.  
Habitualmente, los amantes de los deportes de riesgo son o se hacen adictos a las fuertes  emociones, y en consecuencia desenvuelven adicción  a la adrenalina. Es sabido que la adicción no es algo positivo, pues es capaz de cambiar totalmente el metabolismo.
“Los neurotransmisores son las sustancias químicas naturales que se responsabilizan de la actividad cerebral: de las emociones, de la motivación, de los instintos, etc. Son sustancias fundamentales en el orden del estado de  ánimo, pudiendo  provocar euforia o inapetencia. Los estados de excitación extrema, provenientes de conductas de estimulación como practicar  ejercicio físico de manera desmesurada o la utilización de drogas,  afectan a los neurotransmisores de manera que el cerebro pasa a producirlos en exceso. Estos cambios pueden ser nefastos y contribuyen de manera significativa  a un desequilibrio bioquímico” (1).

De ahí viene la explicación de las acciones que algunas personas consideran normales, y otras una locura.

1. La adicción  (El blog del Dr. Sergio Simphronio)


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