martes, 29 de noviembre de 2011

LA OBESIDAD SE PUEDE PREVENIR

La obesidad es una enfermedad, aunque muchas personas no quieran reconocerlo. Ya sea su origen congénito, congénito genético,  por factores externos o dejadez, sigue siendo una enfermedad preocupante que debe  ser tratada con la máxima atención.
Estamos acostumbrados a hablar de obesidad desde un punto de vista endócrino, pero en este artículo la trataré desde un punto de vista traumatológico.
Según la organización mundial de la salud:
Desde 1980, la obesidad se ha más que doblado en todo el mundo.
En 2008, 1500 millones de adultos (de 20 y más años) tenían sobrepeso. Dentro de este grupo, más de 200 millones de hombres y cerca de 300 millones de mujeres serán obesos.
El 65% de población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad se cobran más vidas de las personas que la insuficiencia ponderal.
En 2010, alrededor de 43millones de niños menores de 5 años tenían sobrepeso.
El sobrepeso y la obesidad son el quinto factor principal de defunción en el mundo. Cada año fallecen por lo menos 2,8millones de personas adultas como consecuencia de ello. Además, el 44% de la carga de diabetes, el 23% de la carga de cardiopatías isquémicas y entre el 7% y el 41% de la carga de algunos cánceres son atribuibles al sobrepeso y la obesidad.
El Índice de masa corporal se calcula de la siguiente manera:
IMC= P/ (T)2
P= peso expresado en kilogramos.
T= talla (altura) expresada en metros
·        Un IMC igual o superior a 25 determina sobrepeso
·        Un IMC igual o superior a 30 determina obesidad
Tenemos 3 clases de Biotipos:
 Los ectomorfos (personas de complexión delgada,  metabolismo rápido y dificultad para ganar peso)
 Los mesomorfos (personas de complexión mediana, facilidad para ganar y tonificar los músculos)
 Los endomorfos (personas de complexión gruesa, ritmo metabólico lento, tendencia al sobrepeso)
Las personas endomórficas tienen una predisposición  o mayor facilidad para ganar peso debido a su metabolismo lento, acumulan grasa con facilidad. Eso no quiere decir que todas las personas con ese tipo  de estructura tengan que ser obesas, ni tener sobrepeso. Por otro lado las personas que tengan un biotipo ectomorfo o mesomorfo también pueden desarrollar la obesidad; basta con que no se cuiden como es debido.
Lo que está claro es que una persona ectomórfica, que tenga como  peso óptimo 50 kg  y desarrolle  obesidad,  tendrá que soportar una carga  en  muchos casos  de 2 veces o más el peso óptimo para dicha estructura. Eso quiere decir que sus articulaciones, tendones y ligamentos estarán siempre al límite mientras sigan enfermas. En casos como este, que son muchos, su musculatura padecerá mucho,  pues esta  persona no tendrá el tono muscular,  la fuerza, tampoco la debida resistencia en los  músculos para soportar tamaña cantidad de peso. En consecuencia, sufrirán las articulaciones y sobretodo la espalda.
Quiero resaltar el hecho de que, en el ejemplo al que me refiero, la persona en cuestión podría tener  como  peso ideal 50 kg, pero desarrolla su  vida  con 50 kg  por encima de su peso, lo que hacen 100kg. Este individuo tendrá huesos, articulaciones y tendones de una persona de 50 kg, pero soportando una carga de 50kg por encima de su biotipo, y  esa carga podrá aumentar debido a la aplicación de la física en algunos movimientos que  haga.  
La cantidad en alza de personas con sobrepeso y obesidad que veo cada día, me ha hecho reflexionar y preguntarme: ¿por qué llegar a este punto?
Un día me planteé conocer un poco más sobre la obesidad desde el punto de vista traumatológico y organicé un pequeño experimento.
 Estando en el  gimnasio y sin previo  calentamiento,  me dediqué a caminar llevando 80kg  repartidos por todo mi cuerpo. Debido a lo inverosímil de la situación, las personas que entrenaban en ese momento me miraban con una tremenda  incredulidad.
Caminé durante 60 minutos, subiendo y bajando escaleras, sentándome y  levantándome de una silla, tumbándome al suelo y buscando la manera más fácil de ponerme de pie.
Intentaba mantener la buena postura en todo lo que hacía, pero eso me resultaba imposible debido la cantidad de carga que llevaba encima. Mis músculos se estresaron  impresionantemente dejándome muy incómodo además de cansado. Mi temperatura corporal subió de una forma significativa. Mi frecuencia cardíaca se elevó, y a los pocos minutos de haber empezado el experimento, goteaba sudor como si fuera una representación del Niágara en persona.
Intenté recrear una situación fidedigna de lo que podría ser la obesidad sentida desde dentro.
Os aseguro que  este día no pude entrenar, además de que al día siguiente disfruté de unas agujetas de miedo.
Mismo manteniendo un estilo de vida saludable, mis músculos reaccionaron de una manera muy directa al cambio de solicitación que les proporcioné este día. Soy consciente que mis articulaciones sufrieron cantidad mientras me desplazaba con la carga envuelta en mi cuerpo.
Se me han cargado los cuádriceps, los lumbares, los trapecios, los glúteos además de los gastrocnemios (gemelos). Me dolían los pies (hay que tener en cuenta que los pies son capaces de  cargar 32kg por centímetro cuadrado).  Me pesaban los brazos y  sentía mis  piernas como si hubiera caminado 12 horas ininterrumpidas bajo el sol del medio día.
Aunque esté bien físicamente, mi frecuencia cardiaca se elevó de manera significativa mientras hacia este experimento. Me he sentido mal, pues sabía que mi caso era pasajero, pero en el caso de las personas que padecen esta enfermedad, quizás no sea así. Lo que está claro es que siempre  podemos mejorar nuestra calidad de vida estando o no enfermos. Eso depende únicamente de cada uno.
Las personas con obesidad tienen una cantidad ingente de peso  excedente en función del exceso de grasa existente en su cuerpo, además de no tener los músculos tonificados, de no controlar su musculatura y de no entrenar su sistema cardiovascular, tampoco  el muscular.
Con este pequeño experimento pude sentir en mi piel cuan incómoda podría ser la vida de una  persona con esta enfermedad.
En los días de hoy los cambios son evidentes si comparamos con años atrás. La sustitución de los desplazamientos caminando por el  uso del coche, la  disminución del tiempo de ocio,  el aumento del estrés, la falta de actividad física, las malas dietas, todos ellos factores que tienden a disminuir el gasto energético y  a aumentar el deterioro.

Como sinónimo de una vida sana, una persona debería por costumbre  tener  una dieta equilibrada, ir al gimnasio con regularidad y entrenar sistemáticamente su  sistema cardiovascular, además de la tonificación de su musculatura con sus pertinentes estiramientos.
Las personas que están enfermas siempre deben  buscar ayuda, y  eso no tiene que ser diferente para las que padecen la obesidad. La dieta y la actividad física son dos  factores fundamentales para  la prevención de esta enfermedad.  En  los casos de  personas que  estén enfermas, la dieta y la actividad física siguen siendo  factores de importancia para la mejoría de su calidad de vida.
En casos de  individuos que están enfermos  la intervención quirúrgica puede ser muy efectiva, pero hay cantidad de casos de personas que son intervenidas quirúrgicamente y al cabo de algún tiempo, vuelven a estar obesas. La intervención les reduce el estómago,  y  lo que estos pacientes esperan es que también  se les quite el hambre por la reducción del mismo. Si el estilo de vida no cambia, el  metabolismo seguirá lento y la probabilidad de volver a ganar peso continuará siendo alta. Hay muchos  casos en que la intervención quirúrgica es necesaria, pero hay muchos otros en los que con un poco de fuerza de voluntad y determinación sería  suficiente para hacer  que estas personas  empiecen  una actividad física, hagan dieta y bajen de peso.
Hay otros tantos casos de personas que están a la espera de ser intervenidas quirúrgicamente, pero mientras esperan, siguen con los mismos hábitos de vida, la misma inactividad, y  la misma dieta hipercalórica. Y otros casos de personas que se operan y nada más terminar el postoperatorio, siguen con el mismo estilo de vida  que tenían antes. También quiero llamar la atención sobre el caso de personas que se refugian en las pastillas como si fueran la solución de todos sus problemas de peso, y peor aún, sin la debida prescripción médica.
No comparto la opinión de algunas personas obesas que dicen “Soy gordita/o y feliz”. Después de mi experimento me recuso a aceptar que una persona obesa, que tenga un riesgo cristalino de padecer una enfermedad cardiaca y que además tenga una cantidad inusual de molestias físicas por motivo de su sobrepeso y en muchos casos fatiga,  afirme que sea feliz.
La obesidad no solo implica una cuestión estética, sino uno problema real que es el de la salud. Soy consciente de que existe un componente psicológico muy importante, pero eso no quiere decir que una persona obesa que haya aceptado su físico no tenga  un problema: su salud.
La cantidad de intervenciones de caderas y rodillas en las personas obesas es de película.  Los médicos siempre recomendamos que una persona baje de peso antes de una intervención de este tipo, pero muy pocos hacen caso. ¿Por qué no evitar lo que sabemos que nos hace mal? 
Me alegro  por las personas que  hayan optado por buscar ayuda profesional.
En mi opinión, el  tratamiento ideal debería realizarse bajo orientación médica, y los dos pilares fundamentales de éste serían la dieta y la actividad física. El ejercicio no sólo sirve para quemar calorías, mejorar el sistema cardiovascular y tonificar la musculatura, también ayuda a tener una actitud positiva debido a la ingente cantidad de serotonina y endorfinas que son liberadas mientras se entrena. Estos neurotransmisores  estimulan la disminución de la depresión.
Dentro del tratamiento, además de prescribirles trabajos aeróbicos para quemar calorías,  es recomendable que paralelamente se trabaje la tonificación de los músculos, o incluso antes por un motivo muy sencillo. Estas personas no tienen fuerza muscular, tampoco resistencia. Al principio les resultará muy difícil  soportar la carga de entrenamiento por su débil condición física, motivo por el cual se recomienda   fortalecer al mismo tiempo que se  entrena cardiovascularmente. Es muy importante  implementar una carga de trabajo que sea equivalente a la capacidad real del individuo sin que éste tenga la sensación de fatiga.
Es importante fortalecer sobre todo las piernas. Si las piernas están débiles, el corazón sufre más.
En un principio no hay que pensar en resultados, pues no se puede  arreglar en meses lo que ha estado mal durante tantos años. Por otro lado, hemos de dar tiempo a que el cerebro reconozca la nueva situación y la adapte. En realidad son cambios  muy importantes para un organismo: pasar de un estado físico de total inactividad a entrenar con frecuencia y disciplina,  pasar de  una actividad metabólica que se movía a ritmo de tortuga a promover una aceleración inaudita de la misma revolucionando todos los órganos internos, aumentar significativamente la ingesta de agua y  disminuir la entrada de  toxinas a través de la comida saludable.
El encéfalo necesita reorganizar su funcionamiento y enviar otra clase de estímulos al  hipotálamo,  la pituitaria, el lóbulo frontal,  etc. Si esta situación positiva se mantiene en el tiempo, el sujeto disfrutará de un cambio de  calidad de vida muy importante.


                                        La obesidad se puede y se debe prevenir.  

martes, 22 de noviembre de 2011

Abdominales Inteligentes

Trataremos en ese artículo de la base necesaria para trabajar los músculos abdominales, que en muchos casos es olvidada. En cualquier clase de gimnasio o entrenamiento, los  abdominales siempre deben ser trabajados. Hay que intentar aislar la zona muscular que se quiere tonificar, pero a veces esto no se hace debido a la falta de atención a los protocolos básicos,  que normalmente son olvidados.
En la mayor parte de los casos se vende la importancia de entrenar la musculatura abdominal para mantener la figura y la barriguita plana, pero el entrenamiento abdominal es mucho más que eso.
 Varios conjuntos de músculos soportan e impulsan el torso.  Los músculos de la pared abdominal ayudan a transmitir fuerza entre la parte superior y la inferior del cuerpo, además de proteger los delicados órganos internos.  Su función más importante es la de soportar la espalda.  Los músculos del torso se extienden en varias direcciones.  Ayudan a mantener diferentes posturas y colaboran con los músculos de la columna al doblarse, girarse y realizar otros movimientos.
 Entrenar la musculatura abdominal es importante por varios motivos: es el eje del cuerpo, nuestro centro de gravedad. Cuando los músculos abdominales están en su tono óptimo, el cuerpo goza de buen equilibrio. Si se trabaja la musculatura abdominal, también trabajamos  el estiramiento de los músculos antagónicos  a los abdominales, que son los lumbares. Si los lumbares están bien estirados, propiciaremos una mejor protección a  las vértebras lumbares, además de mejorar la flexión de las caderas.  El trabajo abdominal también promueve la mejoría de la postura, previene  la incontinencia urinaria, mejora el desempeño sexual. Trabajando los oblicuos (parte lateral de la musculatura abdominal) protegeremos la pelvis.
Cuando la pared abdominal está fortalecida, esta no permite que las vísceras se desplacen ocasionando así la famosa barriga. 

En los trabajos abdominales es muy importante que estemos  atentos  a los músculos del esternocleidomastoideo (cuello) y  trapecios (parte superior de los hombros).  Normalmente las personas que no tienen  fuerza en los músculos  abdominales, recurren a presionar el cuello hacia abajo aplicando una presión importante en esa musculatura.
Es fundamental que los entrenadores enseñen sus alumnos la importancia de saber  proteger el cuello en ese trabajo.
En el sistema nervioso autónomo, los nervios parasimpáticos  se concentran en su mayoría en las vértebras cervicales hasta la 1ª torácica, y a partir de la 3ª vértebra lumbar hacia la zona sacro.  Hablaré de los nervios que se concentran en la zona cervical.
El sistema nervioso simpático produce respuestas de defensa y de lucha ante un estímulo o el estrés, como aumentar el ritmo del corazón, la producción de saliva y la sudoración. El sistema parasimpático contrarresta estos efectos haciendo más lento el ritmo del corazón, dilatando los vasos sanguíneos y relajando las fibras de los músculos lisos involuntarios.
Siendo así, es de extrema importancia que protejamos la zona cervical no dejando que sea ejercida  ninguna presión  sobre ella.   
Hay casos de personas que trabajan sentadas  y tienen la pre-disposición a bajar la cabeza debido a los vicios posturales que son ocasionados por el cansancio de la espalda por estar en esta posición durante mucho tiempo. En ese caso los músculos de los trapecios se estresan, quedándose  rígidos justamente para no dejar que la cabeza caiga. Pronuncian los hombros hacia delante propiciando una contracción inadecuada de los deltoides. En consecuencia el esternocleidomastoideo  también se pronuncia hacia el  frente.
Si no hacen nada para ayudarse a sí mismas, estas personas tienen una gran posibilidad de desarrollar una rectificación cervical en función de los malos hábitos posturales y de los constantes movimientos de repetición en esta zona. Esta rectificación cervical normalmente ocasiona mareos, hormigueo y adormecimiento en las manos y  hasta pérdida de sensibilidad.
Si en el momento que toman la inteligente decisión de ir a un gimnasio, no reciben la información correcta y necesaria para desarrollar el trabajo de abdominales, este problema podrá ser aún más serio.
Una vez más quiero ensalzar la importancia de  enseñar  a los  alumnos a  proteger el cuello.
Si son alumnos nuevos o personas que con una simple mirada podremos darnos cuenta de que pronuncian el cuello hacia delante por debilidad o por mala postura, se debe utilizar un protocolo muy sencillo mientras se trabajan los músculos abdominales. Se debe decir a esta persona que mantenga los lumbares muy pegados al suelo (a la colchoneta), mantener las rodillas flexionadas, paralelas y separadas, las plantas de los pies también  pegadas al suelo. Se indicará a este alumno que pegue la barbilla al pecho y que durante el trabajo de abdominales no ejerza ninguna presión en la cabeza y que se concentre solamente en el abdomen. Las personas que se están iniciando en el entrenamiento, normalmente  no tienen fuerza abdominal y cuando hacen  este ejercicio suelen transferir toda la tensión a los brazos y manos forzando bastante el cuello. Mantener la barbilla pegada al pecho es una solución muy eficiente, puesto que de esta manera el alumno no se preocupará en subir la cabeza, aislará la musculatura abdominal con mayor facilidad  y aunque no exista tono muscular en esa zona, la biomecánica del movimiento será la correcta.
En el caso de las personas que ya tienen el tono pertinente y que están acostumbradas a entrenar este músculo, debemos enseñarles a hacer exactamente lo contrario. La barbilla debe estar lejos del pecho y el peso de la cabeza sobre las manos y con la mirada fijada al techo. Los trapecios  estarán en contracción y los codos abiertos.  Todo eso con el objetivo de proteger las vértebras cervicales. El enfoque y aislamiento del trabajo estará en los músculos abdominales. 
Las  investigaciones avanzan. Estamos descubriendo cosas muy interesantes en todos los campos y eso no excluye el  del entrenamiento físico, donde tenemos por todo el mundo excelentes profesionales trabajando para que podamos tener cada vez mejor calidad de vida. Esto está muy bien, pero nos estamos olvidando de lo básico, de lo sencillo, de lo que verdaderamente marca la diferencia: la seguridad.
¿Qué hay de los profesores que explican cada ejercicio antes de hacerlo, la manera correcta de ejecutarlo, que músculos son solicitados en el trabajo que se pide, las sensaciones y efectos durante y después del trabajo?  Os garantizo que a los alumnos les encanta recibir información.
Tantos estudios, tanta información, tantas técnicas diferentes, tantas discusiones  y  debates, no sirven de nada si no son bien aplicados o si las bases no están bien consolidadas. En muchos casos sí lo están, pero en muchos otros no.
He tenido la oportunidad de viajar por casi todo el mundo  visitando diferentes gimnasios y centros de entrenamiento, y conociendo a los más distintos profesionales. Os aseguro que los mismos aciertos y errores ocurren en casi todas partes. 
Me encantaría que fueran solamente  los aciertos. 

martes, 15 de noviembre de 2011

EL CEREBRO Y LA BILATERALIDAD DEL MOVIMIENTO

 ¿Por qué siempre utilizamos la misma pierna para empezar a subir una escalera?
Si utilizamos siempre la misma pierna para esta clase de acción, desarrollaremos mayor fuerza y resistencia en los glúteos y femorales de ese lado.
Saber utilizar el lado derecho o el izquierdo del cuerpo es una cuestión de elección y de entrenamiento.  
Me acuerdo de los tiempos en que me dedicaba a mi segunda  profesión (Educación Física) dando  clases en gimnasios en Brasil y en Estados Unidos. Cuando trabajábamos  de frente a los alumnos, a los  profesores se nos recomendaba que utilizásemos la pierna izquierda para empezar los ejercicios o coreografías. Lo mismo se hace en las  convenciones. Eso hacía que los alumnos, que estaban de frente  empezasen con la pierna derecha. Se piensa  que de esa manera  les facilitamos la vida.
Es esta  una costumbre mundial que en la verdad no tiene ningún sentido, pues se inhibe una importante fase  del desarrollo neuromuscular.
Mucho tiempo atrás hice una investigación con algunos alumnos. Seleccioné a los mejores  de una clase de  funk y hip hop, los más avanzados que había en este momento. Era gente muy buena, estaban listos  para participar en cualquier espectáculo que se les plantease, de hecho muchos de ellos se dedicaban a ello. Les preparé una coreografía no muy difícil, pero bastante vistosa, con una música muy estimulante. Y nos pusimos a trabajar.
Era una coreografía que tenía la misma  duración que las que se hacen  en una  clase normal. He empleado  los mismos moldes y protocolos de los trabajos que se hacen en los gimnasios y escuelas de danza. Entre enseñar, corregir y limpiar la coreografía, hemos tardado 3 clases de 60 minutos.
Una vez terminado, dediqué una clase más para que los alumnos disfrutasen del baile. Aparentemente ya lo tenían en la cabeza y en el cuerpo, pues los movimientos ya estaban asimilados.
En la clase siguiente utilicé la misma música, les puse en la misma posición, marqué las mismas distancias, pero el ejercicio era el siguiente: con la misma coreografía, todos los movimientos que empezaran para la derecha, tenían que hacerse hacia la izquierda y al revés.
 En el momento en que les planteé  el desafío, escuché un  silencio de defunción,  a la vez que fui  testigo de unas expresiones faciales de enorme desconsuelo. Al  principio no  se  creían lo que les estaba pidiendo, cosa que yo no  entendía, pues el único cambio que iban a experimentar con ese ejercicio era la reactivación del lóbulo frontal (movimiento y locomoción), del lóbulo temporal (memoria y audición),  la reactivación del sistema vestibular (controla el equilibrio), y la reactivación del sistema extrapiramidal (controla  la regulación fina del movimiento). En otras palabras solo tenían que  transferir los  estímulos que  habían aprendido y entrenado  anteriormente.
Ha sido muy interesante, pues el resultado de este magnífico experimento fue tener que tardar 4 clases más para volver a  enseñarles  lo ya aprendido (recuerdo que era una coreografía asimétrica).
Ocurrieron  dos  cosas muy  curiosas: primero la inseguridad de desafiar la seguridad, es decir, ya tenían aprendida  una coreografía que  ya dominaban, y  tuvieron que lidiar con las mismas informaciones, pero al revés. Esa inseguridad afloró por la falta de costumbre de entrenar la bilateralidad, cosa que en este momento me hizo darme cuenta de  que estaba fallando como profesor  y me alertó de las necesidades de mis alumnos. Hasta  conseguir gozar de  la misma seguridad que tenían con la pierna derecha, estuvieron  pisando “en campo de minas”.
La segunda el rechazo a lo desconocido, la no aceptación de nuevos retos y nuevos desafíos sobre todo cuando estos ya habían sido conquistados.
En algunos centros  suele ocurrir  que los profesionales  trabajan sus coreografías de una manera simétrica, es decir, lo que se hace para la derecha, luego se repite hacia la izquierda, y en actividades como es el caso del funk y  hip hop las coreografías son asimétricas. El cerebro reconoce la pierna que sale primero como la de la dirección, y  aunque se repita toda la coreografía hacia el otro lado, la primera sigue siendo la que marca el control. He citado la  pierna, pero podría referirme a los  brazos.
Para el cerebro el lado que empieza es el referente. Marca la dirección y proporciona los cánones del desplazamiento, estando en formato  de coreografía  o no.
El movimiento nada tiene que ver con ser diestro o zurdo. El cerebro reconoce el desplazamiento como bilateral, así que el hecho de empezar los movimientos hacia la derecha o izquierda es una mera cuestión de preferencia. En el caso de los gimnasios, escuelas y centros, sería estupendo que los monitores planteasen su trabajo de una manera que pudiesen intercambiar los lados en que empiezan sus coreografías: un día con la derecha y otro con la izquierda.  Desde  un punto de vista Neuromuscular estarán ayudando al desarrollo de sus alumnos de una manera extraordinaria.  En cuanto a la utilización de la “Inteligencia Muscular”, invito a las personas a que entrenen sus cerebros a la utilización consciente de los dos lados del cuerpo por igual. Una manera  interesante de hacerlo es plantearse empezar los movimientos cada día por un lado diferente. Si empiezas a subir la escalera con la pierna  derecha  el lunes, el martes empezarás con la izquierda. Puede parecer algo inusual, pero es una manera muy inteligente de equilibrar el cuerpo a la vez de mejorar la coordinación motora y la sincronía de los músculos.   
 El lado izquierdo del cerebro humano controla el discurso y el lenguaje mientras que  el derecho controla las emociones. En el caso de los zurdos, estos suelen intercambiarlos. Esta fue una  investigación realizada por científicos de Oxford, quienes descubrieron  el primer gen relacionado con el uso de las manos, el LRRTM1. Este  gen modifica la simetría del cerebro.
Dicho esto, quiero hacer incapié en las posibilidades que tiene el cerebro de readaptar situaciones neuromusculares. Un gran ejemplo de ello es el tenista  Rafa Nadal, que a pesar de ser diestro  fue entrenado para jugar con la mano izquierda.

martes, 8 de noviembre de 2011

El Cerebro Flexible

A lo largo de nuestra existencia, experimentamos una cantidad inaudita de cambios en todos los sentidos. La vida cambia constantemente, y  somos testigos de que también en nuestro entorno laboral las mudanzas se producen con una tremenda facilidad y velocidad. Afortunadamente las investigaciones no cesan y los estudios siguen haciendo que la humanidad evolucione. Algunas veces demasiado rápido…
Eso es positivo, los cambios son positivos, las nuevas experiencias son positivas. Todo eso nos hace reaccionar frente a lo nuevo, a lo desconocido, a lo inesperado. Estas sensaciones  de desafío son muy interesantes, pues ponen  a prueba nuestra capacidad de reciclaje mental además de la creatividad.
Algunas personas reaccionan mal frente a lo nuevo o a  distintas experiencias sin dar tiempo a por lo menos conocer lo que se cuece. El miedo a lo desconocido nos hace perder muchas oportunidades que sin duda  podrían cambiarnos la vida.
Una de las peores cosas que uno puede experimentar es  arrepentirse de lo que no se ha hecho.
La vida está compuesta de desafíos, no hay tiempo para lamentaciones, tampoco para pensar mucho. Las cosas están ocurriendo muy rápido. No tener miedo a los desafíos es un gran paso para el éxito. Tantas veces caigas, tantas  veces te tendrás que levantar. En algún momento de tu vida encontrarás el truquillo y ya no  volverás a caer. Este será el momento en que vencerás. Que eso no tarde nada de tiempo o que sea durante toda una vida, es cosa de cada uno. Lo que está claro es que sin trabajo no se consigue nada. Lo que uno quiere, uno debe  buscar. Si es que podemos decir de esa manera, el universo te ayuda, pero debes hacer tu parte. Si no te ayudas a ti mismo, nadie podrá hacerlo por ti. Recuerda  que lo que es  flexible no se rompe, así que si por un camino no te va bien, intenta otro.
Un gran entrenamiento para el cerebro es: ser flexible, callar para que otros puedan hablar, saber escuchar,  no gritar para hablar, pedir por favor y decir gracias, y a pesar de lo que te pase en la vida, sonreír.

A continuación les muestro uno de los mayores ejemplos de la ausencia de miedo y de superación personal. El cerebro es capaz de hacer que nos adaptemos  a cualquier situación. Sólo tenemos que poner de nuestra parte.